Los volantes de vinilo para la nueva colección Iris de Dysthe fueron premiados con la distinción Más Mujeres en Code 41 Trending
Así, Marisol Gutiérrez, creativa de Dysthe, nos explica el arte de la percepción, el de la particular manera de ver la moda, entendido en el más exhaustivo sentido que se le pueda dar. Pero, eso sí, aplicado a la literal captación de lo que ves, de cómo concibes y qué experimentas con esa moda ante tus ojos. El vehículo de transmisión escogido para este concepto, son el propio tejido en sí y las formas que adopta. Ambos nos llevan a un resultado final, a una realidad que procesamos a través de la vista y eso es, precisamente, lo que nos hace poseer un enfoque único e indivisible de la persona, de nosotros mismos. Lo cual, por cierto, tiene explicación científica.
Pero no te asustes que éste no va ser un artículo científico, ni lo pretende. Es la inspiración elegida por la diseñadora, por Dysthe, la que nos lleva a que cojamos el batín blanco, las gafas de leer y nos pongamos más serios que de costumbre. Su inquietud, de la que tiene a raudales, le ha llevado a plantearse la interpretación que cada individuo tiene del concepto moda y como la moda se percibe, sobre todo, por los ojos (el tacto también ayuda mucho), escoge este principal sentido para explicarlo. Así, con esta colección, lo que intenta es dar respuesta mediante textiles, aguja e hilo, a ese por qué un mismo diseño propicia tantas interpretaciones como ojos lo ven.
Partiendo de ahí, se centra, como os decía, en nuestro sentido más explícito: la vista, para el que ya unos estudiosos germanos dieron diversas razones para argumentar por qué vemos las no tal como son, ni como queremos verlas, sino como nuestro privilegiado ordenador central (el cerebro) las interpreta.
Estos alemanes elaboraron las Leyes de Gestalt, unas cuantas premisas que describen distintas situaciones en las que este sentido vital se pone a prueba y en las que se dan pautas de cómo traducir aquello ante lo que se está. Unas veces ayudan a ello las formas, otras la proximidad, semejanza, simetría, continuidad, pregnancia, cierre, contraste o continuidad, entre otras.
El caso es que las circunstancias que rodean a lo que vemos, junto a lo que ya conocemos, son factores que también influyen en la visión final. Dysthe basándose en estas leyes y en la selección de tejidos, realizada a propósito (nylon y vinilo), se lanza a crear una colección que podríamos calificar de experimental, en la que la puesta en escena en pasarela es el propio diseño. No necesita nada más para crear atmósfera con unos tejidos que, dada la dificultad en el manejo, serán los encargados de poner esos límites en los que los diseñadores acaban dando lo mejor de sí, rozando lo sublime cuando consiguen ampliar esas fronteras. Como aquí ha sido.
Por otro lado, la contundente preferencia de la diseñadora por el modelaje le han propiciado de las cualidades fundamentales para llevar a cabo una proeza como ésta. Y lo califico como tal porque manipular la tozudez del vinilo y dulcificarlo con el áspero nylon, ese con el que hacen tiendas de campaña grandes cadenas de suministros, para conseguir, con ambos, un estilismo atractivo donde el diseño impere, te aseguro que no es nada fácil.
Tal es su destreza que convierte la rigidez en una ventaja, dibujando al aire un suave y delicado oleaje en plata que anegaba, cuidadosamente, el inicio de la presentación de ‘Iris’ en la pasarela. Lo hacía sin prisa, sosegadamente, pues era su recompensa al esfuerzo.
Imaginó largos mini, sin mangas, con profusión de volantes en vertical a modo carrucha flamenca, para el máximo deleite de la vista por delante y el mínimo y preciso por detrás. En otros, esa luz vinílica la colocó a trazos en sentido al bies, añadiendo cremalleras, tendencia de la temporada.
En cuanto a cuerpos, se rige por la simetría, otras por la asimetría, colocando drapeados anárquicos que armonizan en un todo, estructurándolo en franjas que les aporta continuidad y esa esponjosidad volumétrica que tanto atrapa miradas. Encajado, a veces, en asimetría tricolor para la rigidez plateada del short a juego que lleva a esos contrastes que engañan a la vista y que se realzan aún más con el bolso piramidal.
Lo ajustado se redimensiona entre sus manos y pide ocupar el espacio que le rodea de manera distinta, combinando un atemporal y el ya básico de armario, palazzos de largo infinito, con cuerpo plagado de asimetrías y de esos plisados tendencia llevado a la expresión más reducida, donde los paralelismos se superponen y crean un geométrico perfecto en el talle, de total anarquía y desenfado en una de las mangas. Pues la asimetría, también se deja ver en este aparente, sólo, repito, aparente, estilismo minimalista.
Los lazos, otro elemento imprescindible en las propuestas vistas en pasarela, aquí Dysthe los recrea justo en su mitad y coloca abigarrados, aportando volumen al cuerpo y frescura a la sobriedad del neutro con el que se combina, también muy presente para la próxima PV 23. Toma nota.
Sin olvidar el drapeado de moda, aquí desigual y prodigado a su antojo en tamaño XXL. Pero con ese control propio de la búsqueda de la proporción adecuada en esa forma cónica final que adopta. Y a las que sumamos las mangas globo, que vienen pisando con fuerza desde hace tiempo y que, aquí, se unen a crop top de corsé clásico de cordones a la espalda, cayendo éstos sobre la falda que multiplican ese efecto seseante sobre un vuelo de media capa de los que muestran calzado y que resulta perfecto para esas ocasiones de tarde noche.
Para el siguiente diseño, con el que se cerraba colección, plantearse adjetivarlo como sublime e irrepetible no es descabellado. Por un lado, destaca el empleo que realiza Dysthe del doble juego de piezas en distintas texturas y la adaptación de las mismas a la aguja que las cose. Por otro, ese dúo perfecto, o la simbiosis colorista, que se produce entre el toque vitamina del naranja y el neutro del gris plata. Es un contraste cromático, por lo que influye, según las Leyes de Gestalt, en ese proceso de percepción de la moda.
Por otro, el gobierno de ese maremágnum ordenado de impecable oleaje de volantes, tanto al hilo como invertido y en cualquier otra dirección que ha imaginado, es toda una prueba de fe, pues hace posible lo imposible al plasmarlo con puntadas de moda.
Pocas veces no en una temporada, sino en toda tu trayectoria de amante de la moda, habrás topado con colecciones semejantes a ésta. Se me ocurren Alexander McQueen y Dolce & Gabbana, por ejemplo. Quizás más el primero, en la primera etapa de la firma, que los segundos.
Y pocas veces, también, con una inspiración tan reflexiva sobre lo que somos y cómo lo interpretamos como ésta. Esto es así, porque Dysthe se aleja del simple diseño de moda para adentrarse en otros campos ajenos y mostrarnos que creamos un mundo nuestro y único, dentro del que ya existe y compartimos. Por eso usa el vinilo. Por su efecto espejo como reflejo de nuestra realidad y por cómo puede emplearlo para expresarla, pues la moda, para Dysthe, al fin y al cabo, es arte. Es una forma más de expresar belleza.
Y ahora dime, si repasaras la colección, ¿qué adjetivos elegirías para ‘Iris’? ¿Serían sublime e irrepetible? ¿Qué opinas? Sea como fuere… ¡¡¡Bienvenidos sean estos certamenes de talentos que nos brindan oportunidades como ésta!!!