Va de Reyes imagina chaquetas de sari en la nueva colección de Vallillas
La realidad es demasiado bonita como para obviarla y no contarla. Se vive y se toca con los dedos, se paladea y se recuerda, y eso debe compartirse en la manera que mejor estimes expresarte. A veces toca con la palabra, otras con el cuerpo en movimiento, pero aquí nos competen los textiles, que precisan de aguja e hilo, para narrar el universo creativo de la diseñadora de moda Vallillas. Aquella que imagina realidades y las vive a su manera, a la de todos, quizás, pero siempre de forma única e indivisible. Porque ese momento es suyo, sólo para ella, del que cuenta lo que quiere tras un minucioso proceso selectivo. Al fin y al cabo, nos abre las puertas de su lado más íntimo, nos transfiere un poco de su ego, de su manera de hacer las cosas y de verlas. Y así, sin necesidad de ser ella, nos da el poder de vivirlo de igual forma.
Vallillas es el reflejo de este pensamiento, al que se siente estrechamente ligada a la vez que le inspira y guía, resultándole imposible no evocar en tejidos su devenir en la vida, su concatenación de momentos, su continuidad de Aníbal, nombre de su anterior colección y que rememora en ésta, en ‘Va de Reyes’. Pues una da origen a otra y no podrían entenderse por separado ni en orden distinto.
Se torna, por tanto, en un punto y seguido de un momento transcendental para ella, el cual desea vivir y revivir constantemente y al que puede cambiar el entorno, pero no la esencia. Así, en Va de Reyes, retorna a ese punto exótico que aportaban los tejidos de Aníbal, cambiando aquí el Wax senegalés por el Sari indio, traído expresamente de este lugar para realizar esta colección. Y de los cuales ha de resaltarse la segunda vida que la firma da a estos tejidos, fiel, por tanto, a su ética de trabajo en pos de la protección del medio ambiente, aprovechando los recursos ya disponibles y convirtiéndolos en prendas con nuevas funciones.
En ‘Va de Reyes’ Vallillas sigue siendo reflexiva, continúa con la búsqueda del por qué de las cosas, dedicándole el tiempo necesario para averiguarlo, madurarlo y asimilarlo. Esta fase creativa, que ya iniciara en Aníbal, prosigue en su nueva colección y puede que las veamos en las siguientes también, ya que se corresponde con una etapa dulce que le reconforta y sosiega, de la que no quiere salir. Esta negación la está reforzando y ello se ve en la manera en la que arriesga, pues experimenta con sus diseños de siempre en estos nuevos tejidos étnicos llenos de color, como a ella le gustan. Textiles con los que se mimetiza y de los que adopta el uso original para, respetando su origen, imaginar el suyo propio. Y siempre sin perder de vista el estilo desenfadado y elegante que define a la firma.
Pues sigue defiendo sus creaciones como diseños unisex, sin limitaciones de ningún tipo, aunque algo más barrocas esta temporada por el propio tejido en sí que ha usado, compuesto de hilos de oro y plata dibujar estampados sobre fucsias, marrones y turquesas.
Sube los cuellos y afina delanteros, dibujando zigzag tal como lo hacen los chalequillos de caballero. También les añade doble botonadura, pero les reinventa con mangas de las que cubren hasta las muñecas. Y eso para combinar con pantalones de sensaciones suaves y cómodas en ese largo tendencia, el midi, desde hace un tiempo, pues toca enseñar tobillos.
Otras veces este huesudo espacio del pie se tapa y se combina de igual manera, pero apagando tonos, poco habitual en Vallillas. Quizás buscando emular ese glamour nocturno del negro, del que tanto rehúye la diseñadora, al que recarga de joyas, pues hablamos de enaltercer el ego, de sentirnos reyes. Y lo hace exornando tal cual lo harían en el medievo, sin descartar el cabello.
Las mangas en unos son rectas, en otros se abullonan, aunque sólo un poco, casi llegando a los puños. Y, entretanto, también se abren en solapa descubriendo piel, pues los reyes son de carne y hueso, mortales como el resto, a pesar de su unicidad y divinidad.
En una línea más rutinaria, el dos piezas que en cada estilismo nos propone, se cruza por delante con lazada y se solapa en torno al cuello, mezclando tonalidades y estampados para un pantalón recto, de seda, que no resta protagonismo a la Reina de sus diseños, la chaqueta.
Que, esta vez, no es que haya desaparecido, sino que se ha versionado en camisa, en camisa para Reyes, para sentirte única, poderosa y dueña de esos pocos momentos en los que nadie nos resta relevancia, pues, de tanto en tanto, vivimos esos instantes que nos definen respecto al éxito, a ese máximo esplendor de nuestro yo en nuestro pequeño mundo, en nuestro diminuto reino.
Esos en los que llevamos la corona y la portamos con saber estar. Y que Vallillas ha representando en base a la creatividad de Curro Borrajeros, con quien ha contado en esta ocasión para todo el atrezzo barroco que se lucía en cada estilismo. El aderezo justo e indispensable para el toque regio y solemne de cualquier reinado que se precie. Una corona que parece inspirada en la que la Casa Real Española utiliza, de manera simbólica, en sus proclamaciones y que se ha visto en Va de Reyes como cierre de la presentación de su colección en la Pasarela Andalucía Belleza Granada.
Así nos lleva Vallillas a través de su tiempo, de su historia y de sus momentos inolvidables, mientras explora con nuevos elementos que va añadiendo, poco a poco, pues ya se sabe cómo le gusta dosificar. Así nos narra su entusiasmo por la vida, por el apego a lo que le sucede y a aquello que mueve el motor de su mundo. Redundando en lo esencial para sentirnos únicos, diferentes e irrepetibles al vestir un ‘vallillas’ en el que reina el color de los tejidos ricos. Ésos a los que les ofrece una nueva manera de existir, engalanándolos con piezas que también son ahora lo que no eran, admitiendo, pues, nuevas funcionalidades que hacen honor a las que ya se tuviera, siguiendo así, punto por punto, la filosofía de la firma.