A estas alturas ya no hay bodas sin tocados ni tocados sin bodas. Hace unos años la extrañeza de cierto elemento que asociábamos con las señoras de los años 50, comenzó a desempolvarse de baúles y cajas olvidadas para reasignarse de nuevo en su lugar favorito: la cabeza. Que lo es también de la corona de toda reina, pues eso viene a ser un tocado en un estilismo. Los tocados de boda son el colofón de una estética perfecta, personalizada y estudiada meses atrás.
Saber cómo han de ser los tocados de boda basta con conocer, simplemente, un poquito de protocolo y lógica. Por ejemplo, si la boda es de tarde, no necesitas una pamela tamaño paragüas porque también te resulta primordial resguardarte del sol. Con suerte, cuando salgas de la iglesia, lo que verás es cómo se pone en el horizonte y poco más. Tampoco has de agenciarte uno de esos con plumas interminables que te harán replantearte aquello de atravesar puertas. Opta por el tocado que te haga sentir cómoda, pues, si no estás acostumbrada, será preferible que te decantes por uno pequeñito y discreto.
Tampoco debes colocarlo a la derecha, ahí, lo más seguro, es que se sitúe tu acompañante cuando caminéis hacia la iglesia o banquete. Ahórrale estamparle el sinamay, las piezas facetadas o el velo en la cara. Es mejor que evites el próximo meme en las redes sociales.
Puede que algo tan insignificante como una simple horquilla se le considere tocado por el hecho de exornar el cabello, aunque lo sea en su justa medida. Pero no, precisamente, esta sencillez mínima de andar por casa la que buscamos para una boda. Queremos algo más, pues es el objeto que te acentúa que vas de boda y no a una cena u otro tipo de evento. Además de cumplir, al completo, con el decálogo de la invitada perfecta.
Para ilustrar estas líneas resultará perfecta la nueva colección de tocados y pamelas que presentó el diseñador Alberto Muñoz entre la última edición de Sevilla de Boda y la de Code41 Trending, en la que sus piezas formaron parte del desfile de la firma de moda Jiro Modas.
La colección que pudimos ver en Sevilla de Boda fue una muestra bastante variada de lo que este diseñador es capar de imaginar para posar sobre tu testa en una boda. Desde los rescatados turbantes en terciopelo hasta las pamelas XXL para el glamour que requieren las bodas de mañana.
Algunas piezas vistas en el desfile fueron bastante singulares, como ésta, a medio camino entre turbante y banda, en la que Alberto Muñoz crea aúna velo negro y pluma de faisán, elemento éste que eleva a sofisticado cualquier accesorio que se precie. Y, por ello, no es precisamente de los tocados que aconsejaría a aquellas con menos osadía y/o poco acostumbradas a llevar algo en la cabeza. Requiere ser consciente que se lleva un tocado de los que, te aseguro al cien por cien, atrapará miradas por donde pase.
Además, el tono amarillo, tendencia en complementos en esta temporada, se elige para combinarse con carteras XXL que el diseñador crea para cada tocado, haciendo que ambos tomen especial protagonismo en el estilismo que se integre.
Entre mis favoritos se posiciona una diadema de flores en un tono azul empolvado que se combina de un velo que parece como si se hubiera entretejido a mano, colocándole pailletes mate, pero coloridos, que aportan esa luz especial al rostro.
Para un glamour nocturno, incluir entre los complementos, no sólo el tocado y la cartera, sino unos guantes de terciopelo con detalles facetados a juego con las otras dos piezas, es todo un acierto si eres de las que te gusta rizar el rizo.
En este estilismos de tocados de boda, el velvet de la diadema se exorna con lágrimas de cristal al tono y otras tantas en colores apagados, rozando la gama de los grises, para encajar con la baguette plana de solapa cuajada de lentejuelas brillantes.
Pero si la boda es de mañana y la fecha promete sol, sí o sí, tu elección debe ser la pamela. Ese complemento que, como muchos otros, comenzó con un uso de origen humilde y se convirtió en un elemento elitista para ciertas clases sociales.
Entre las propuestas de Alberto Muñoz, se denota que la fibra natural es uno de sus materiales favoritos. Sin teñir y con distintas formas de ala que propician ese halo de misterio propio de las bellezas serenas y discretas. Pero, cuidado, que tendrás la tentación de deshacerte de ella a medida que avance el día y esa intención se contrapone al cumplimiento de esa norma que viene a decir algo así como que tal y como salgas de casa debes volver.
Dicho esto, que creo que también pertenece esta frase, o al menos un poco, a esas reglas de decoro y saber estar, confieso que mi affaire en estos complementos se produjo en Code41 Trending. Y justo con esta pieza cuyo contorno se modificaba por detrás, doblándose por arriba y hacia adentro, evocando a esos sombreros mosqueteros llamados chambergos.
Respecto a otras piezas menos voluminosas, Alberto Muñoz se recrea dando forma a mini mundos en cada uno de ellos. Por ejemplo el que cerró su paso por Sevilla de Boda y en el que ambientó un pequeño rincón del bosque en primavera. La libélula que ves parecía volar sobre él a medida que la modelo Mariam Ghalmi caminaba por la pasarela. Fue todo un deleite verlo y también una tentación tocarlo.
Supo encontrar en este tocado la perfecta armonía, mezclando texturas, tonos y formas, entre las que podían verse perlas ocres, que combinaban bien con los detalles en turquesa.
Pero Alberto Muñoz no sólo diseña tocados para bodas y bolsos para invitadas, también te complementa en otros momentos que comienzan a sucederse justo en primavera y verano, como son las ferias y romerías que ya se están celebrando. Diseña flores de flamenca al tono. Esta imagen es una muestra de sus flores aflamencadas, a las que si les pones un velo negro su claveles rojos se convierten en uno de sus tocados para boda en forma de diadema. ¿Qué te parece?
De una manera u otra, si entre los accesorios que llevas eliges tocados para boda, has de tener presente que llamarás la atención, siempre después de la novia, claro está. Por lo que no debes elegirlo al azar ni dejarlo para el último momento, error que se comete con frecuencia, pues se le da preferencia a la búsqueda del vestido. Ambos deben simultanearse para que el resultado sea adecuado.
Además, te aporta exclusividad, pues, lo habitual, es que lo realice un diseñador como Alberto Muñoz, capaz de crear una pieza sólo para ti y para ese instante, lo que asegura la imposibilidad de verte repetida. Es un hándicap más que sueles encontrarte a la hora de seleccionar el estilismo y que para diseñadores como Alberto Muñoz no supone dificultad alguna. Su capacidad creativa desborda la ciudad en la que vive. Lo que hace que me venga a la mente Alejandro Palomo, responsable de Palomo Spain, que abandonó Posadas para volver y exportar desde ella toda su imaginación textil al mundo.
Alberto Muñoz se encuentra justo en esa etapa de trotamundos por la que ya pasara Palomo Spain, en la que se aprende y se enseña lo que se es capaz de hacer, porque la mochila se tiene que cargar de ideas y llenar de conocimiento, para poder volver con ella a sus raíces y así reinvertarse, contando todo lo aprendido a través de sus diseños. En su paso por Sevilla de Boda lo hizo con frescura, aportando aires nuevos a un sector en el que las similitudes y la monotonía se repiten en exceso. ¡¡Gracias por traer tu imaginación hasta Sevilla!!