No se puede hablar de cómo ha ido la presentación de la temporada de moda flamenca sin conocer las propuestas de lunares y volantes que imagina Manuela Macías cada año. Se trata de una de las firmas más importantes en moda flamenca, con más de 30 años bocetando y aportando innovación y estilo al único traje regional que sigue tendencias. Siendo también uno de los principales referentes del sector. Y tanto es así, que la visión completa de lo que es la flamenca cada año no se tiene hasta que se ven sus volantes.
Este año no ha sido posible verlos en Sevilla, pues Manuela Macías ha elegido Huelva para mostrar sus volantes. Primero lo ha hecho en la Pasarela Huelva Flamenca y unos días después en Almonte, en la Pasarela Doñana D´Flamenca. Así que, cuando ya veía imposible conocer sus nuevos trajes de flamenca, tener la oportunidad de poder verla en Huelva supuso, para mí, todo un alivio y quitarme esa espinita clavada. Pues no sólo iba a poder deleitarme de su colección en movimiento uno vez sino que, además, la disfrutaría más y mejor, de nuevo, unos días más tarde, en Pasarela Doñana D´Flamenca, donde añadieron unos cuantos diseños a su colección inicial.
Y como siempre me sabe a poco todo lo que veo de ella, me supo a regalo repetir.
Entre sus dominios flamencos, que no son pocos, pues nada se le resiste, el canastero es uno de sus imprescindibles por aquello de ser firma onubense y la tradición rociera que conlleva y que vive la firma de cerca. Es este tipo de vestido de flamenca propio de romerías y del camino rociero, aunque más bien con un largo midi para facilitar el caminar, aparte de ser más fresquito, y con menos vuelo del que vemos en pasarela, así pesa menos y no añade cansancio.
Los trajes de flamenca canasteros que suelen verse en los desfiles son algo más largos, hasta los tobillos o acariciando los pies, además de realizarse en los tejidos de siempre junto a otros delicados, como la seda, el georgette y demás, propios de estilismos más urbanos que campestres. Acorde con la coquetería del momento.
Algunos de sus canasteros comienzan en las caderas, otros a lo María de la O, desde la cintura, y, a veces, también se emplazan en un dos piezas de blusa y falda.
En cuanto al clásico traje de flamenca con volantes, también se incluye entre sus diseños, pero con la particular mirada de Manuela Macías. Pues adapta los cánones sevillanos a la idiosincracia onubense, dotándole de caída suave, casi ininterrumpida a la vista, para esas siluetas sirena comedida que puede emplazar estos vestidos en ámbitos no flamencos.
Mira éste de lunares blancos, que, desde la cintura, se saltea con pequeños volantes al hilo cada ciertos centímetros para acabar en los pies. Ese volumen milimetrado también se advierte en las mangas, cuyos puños no se recrean en exceso en textiles rizados. Éste se postula como uno de esos estilismos perfectos para quienes quieren vestir flamenca sin ocupar demasiado espacio, ni llevar vestidos pesados.
El talle alto de volantes también se reinterpreta en este minúsculo lunar, que bien es sabido que no pasa de moda, con la misma pauta básica que guarda un canastero. Es decir, volantes de menos a más, siendo el último el mayor tanto en tamaño como en vuelo.
Sus sirenas flamencas de volantes también las crea con volumen gracias a tejidos con más cuerpo, que se abren con generosidad para pasear con esa contundente presencia que les añaden a un traje de flamenca que parece ser un dos piezas y no lo es.
Quedándole un tercer estilo dentro de sus flamencas, en el que se mezclan tanto los canasteros como las siluetas sirena minimizándose los cánones, tanto de flamenca de volantes como de canastera, para combinarse entre sí con equilibrio. Así pude ver vestidos como éste, que a pesar de no cumplir a rajatabla las normas de un traje de flamenca canastero al uso, encajaba con ese estilo que acabo de definirte.
O el empleo del vuelo evasé, que viene a dibujar una silueta similar a la canastera, salvo que se construye de otra manera y se decora y remata con volantes en el vuelo en este amarillo de lunares.
No pudiéndome olvidar de dos trajes de flamenca que me llamaron la atención por ciertos detalles. En el primero, el vuelo evasé da forma al primer volante, pues en vez de acabar en los tobillos y añadirle un textil rizado, que sería lo habitual, se ve como termina a la altura de las rodillas, más o menos, y se le remata como a cualquier volante, reposando éste sobre un segundo que amplía el vuelo y termina el largo del vestido. La ausencia de corte horizontal en el talle estiliza la figura y suaviza la estética del traje.
Pero las sorpresas entre sus diseños no acabaron ahí. En un estilismo de dos piezas se ha inventado un vuelo de todo punto elegante, subiendo las nesgas hasta justo donde finalizan las caderas, cuando lo normal es encontrarlas a partir de las rodillas, más o menos. Consiguiendo así un vuelo amplio pero menos abierto, más recogido, marcado mucho más el seseo del bajo y dibujando con suavidad la silueta.
Además, iba combinada con camisa de cuello caja de mangas ajustadas en las que se sostienen esos volantes que caen delicadamente con similar a la ondulación a la de la falda, convirtiendo a este estilismo en perfecto para lucir tipín y diferenciarte del resto en cualquier paseo feriante que te des.
La vuelta al uso en flamenca de la batista perforada y la apuesta constante e infinita que siempre se prodiga en negro entre sus diseños, dan una visión de conjunto muy completa sobre lo que han sido sus nuevas propuestas de temporada como Colección 2018.
En cuanto a algodón bordado con huequitos, los pasacintas y las tirás bordas vuelven con ellos para darle el toque clásico en un patronaje que también lo es. Donde la simplicidad, en cuanto al estilismo completo, y la ausencia de barroquismo, pues el tejido ya recarga en monocolor, lo convierten en un básico de armario feriante. ¿Quién no ha tenido alguna vez el adorado y temido, sobre todo por las lavadoras, traje de flamenca blanco?
Respecto a la mini colección en negro si la califico de sublime no me equivoco. A la vista están las imágenes que a continuación dejo y corrobora mi adjetivo. La primera de un dos piezas en el que se combinan plumeti, superpuesto por cierto, y bordados de flores en tonos rojos y rosas, que van colocadas estratégicamente en la falda para que se adivinen entre volante y volante con el movimiento. Esta manera de ejecutar cada diseño, pues no sólo se produce esta rutina en este traje, denota la búsqueda de la perfección en cada detalle, caracterizando los diseños de Manuela Macías y multiplicándole la coquetería que emanan.
Añadirle en hombros y escote transparencias moteadas, y dejar en el vuelo tules de seda para que se ricen en volantes que igual que suben, bajan o atraviesan, aportan ese toque chic y glamouroso que todos esperamos de esta firma.
A sus estilos de flamenca de siempre, no le ha faltado añadir los vuelos setenteros, tendencia desde hace varias temporadas, y que Manuela Macías ha creado en satenes de seda lunarados, con vuelo evasé y en crepés de lunar mediano. Siendo éste uno de mis favoritos de esta nueva Colección 2018.
Si habéis llegado hasta aquí, habéis podido comprobar como, realmente, es cierto lo fundamental e imprescindible que resulta la mirada flamenca de Manuela Macías para definir, cada año, cómo respira la flamenca y por donde camina. Pues, por muchos diseños y desfiles que puedas ver, el diseño flamenco de Manuela Macías se concreta con un estilo propio, sin desviarse y respetando una tradición textil, pero con una elegancia y coquetería sofisticada que emana de cada uno de sus volantes y canasteros.
¡¡Gracias por aportar estas oleadas de puntadas textiles en modo flamenco que salen de vuestro taller en San Bartolomé de la Torre y sin las que la moda flamenca actual no sería la que es!!