Aún no me decido si este post debe tener un enfoque más personal que profesional debido a mi implicación en el acontecimiento. Como es difícil que separe lo uno de lo otro lo mejor es dejar que las palabras salgan a borbotones y cada uno vaya comprendiendo el relato como mejor le parezca, pues esta vez cuento el desfile de moda flamenca IKEA desde otra perspectiva, desde la de componente del jurado pero con los ojos de siempre, los de blogger de moda flamenca.
Para quien ya me ha leído otras veces le será familiar mi apego a este tipo de desfiles, donde nuevas promesas, de la moda en general y flamenca en particular, muestran su osadía y atrevimiento manejando la aguja, ya que ponen en práctica todo lo que saben y son capaces de hacer. Un total de 11 alumnos de la Escuela de Sevilla de Moda, organizadora de este evento junto con IKEA, preparan un boceto que tomará forma a base de colchas, sábanas, cortinas y hasta alfombras de baño de IKEA. Sin duda es curioso cuando preguntas por los metros empleados para el vestido y la respuesta se torna en número de colchas o sábanas bajeras, por ejemplo.
En los momentos previos al comienzo del desfile repasaba con Alfredo Sánchez de Sevilla de Moda imágenes del primer certamen, donde los cánones del vestido de flamenca andaban algo más que dispersos en un patronaje difícil de encajar en flamenca, sin dejar de ser novedoso e imaginativo. Desde entonces ahora se denota un salto abrupto donde la evolución se ha encaminado hacia un traje más acorde a las normas, dejando siempre sitio a la libertad de diseño. Yo misma comenté tras el desfile que, cualquiera de las once propuestas flamencas con tejidos IKEA, bien me habrían valido para pasearme por la Feria de Abril 2015.
¿Y el desfile? ¿Cómo lo viví? Nerviosa, expectante y agradecida. Nerviosa hasta el punto que no podía parar de hablar, cosa que tampoco me cuesta hacer, expectante, pues, como toda experiencia nueva, la vives con intensidad, toda la que los nervios te dejan, e intentas sacar conclusiones y aprender de ellas, agradecida, pues siempre supone un reconocimiento a tu trabajo, por lo que de manera pública, desde mi rincón en la red, agradezco a Sevilla de Moda su propuesta no solo para formar parte del jurado junto a Ricardo Castillejo de Sevilla Magazine y Vicente González responsable de Marketing IKEA Sevilla, sino también que recayera sobre mí la presidencia del mismo, noticia que me dieron allí mismo, minutos antes de empezar, con anécdota incluída.
11 Participantes, 1 solo ganador y 2 menciones especiales
El desfile comenzó con el vestido de Purificación Abad en tonos grises y lilas, de volantes al hilo y carruchas al que se le puede apellidar canastero. Con su traje se acentuaba el tono flamenco del certamen.
Le siguió Laura Aguilera con un diseño clásico de volantes dobles y chaquetilla torera con cuerpo, gracias a la colcha Karit empleada para confeccionarla, a juego en tonos con el vestido sin mangas y escote uve con volantito decorando en la cintura, pues, sí o sí, Laura quería emplear los bordados de la funda nórdica Viranka que tanto le inspiró al verla. Aún en la retina con su canastero rojo de lazada en la espalda que ví en Wappíssima 2015, surgen los contrastes con éste, ceñido mucho más al traje de flamenca clásico, dejando entrever que Laura tiene mucho por mostrar todavía. Sus puntadas perfectas y detalles como el volante inferior en blanco realizados con sábanas Dvala lo delatan. Y su premio como ganadora en el III Certamen de Moda Flamenca IKEA Sevilla lo confirman.
Entre mis favoritos este azul de estampado difícil de Isabel Araujo, canastero por triplicado, pues iguala vuelo en mangas a la falda del vestido, con ese toque en volantes de tul y enaguas rojas que asoman en la abertura y que contribuye a resaltar el diseño, dándole el toque flamenco que le falta al textil.
María Dolores Hurtado diseñó un traje sencillo donde la flor del talle ajustaba a un lado y lo recorría hasta el vuelo, destacando del resto las mangas bolero.
Aunque el blanco sea un color delicado y poco sufrido para los rigores feriantes, es un clásico para pasear bajo los farolillos. Éste de Pierinna Nieves se ganó una de las dos menciones especiales del jurado, donde la candidez del estampado de rosas ganaba elegancia con camisa en uve de mangas amplias y cerradas en puños. Simplemente bello.
El vestido de Pedro Manuel Garrido también entra en esos blancos especiales pero con un toque feriante, alegre y divertido, gracias a verdes y rojos, mezclando los tonos de siempre a base con tejidos suecos.
El diseño de Maria Luisa Lara fue de los que más me impactó. Un doble volante canastero o simplemente dos volantes al hilo o, tal vez, esa impresión que daba de sacar fuera las enaguas para que decoren no sólo al caminar, sustituir el mantoncillo por una lazada al brazo y eliminar mangas para crear un escote de los que no se mueven, aunque no sé yo qué pasaría bailando sevillanas, merece mi admiración pues, al igual que Isabel Araujo, a un tejido difícil de ‘sevillanear’ le ha sacado jugo y ha sabido transformarlo.
María Amador tiene un estilo definido, de esos que ya se sabe por tal o cual detalle que es suyo. Su vuelo canastero estilo clavel y su femineidad en el diseño marcan sus puntadas. Su propuesta entre mis favoritas, como siempre.
De manga cerrada, sin volantes, tendencia este año en flamenca, de talle ceñido, marcando los tejidos el comienzo de la cintura y el de los volantes, decorado con tiras de pelo de alfombras de IKEA, sin perder ni un solo centímetro de elegancia. Así Neivar Palacios viste a la flamenca con tejidos suecos, a la que endulza en tonos azules y grises.
Jennifer Vargas presentó un traje de flamenca cuyo diseño encajaba perfectamente en la Feria de tarde-noche. Se alejaba de la flamenca clásica de cintura para arriba, para acercarse a la más sencilla, de vuelo canastero en el resto. Ni por delante ni por detrás la caída del tejido se arruga de igual manera, adoptando pliegues a capricho. Aún sigo embobada con este diseño aunque no se atiene a los canónes clásicos del vestir flamenco.
Cerraba el desfile José Antonio Peinado, quien también fue mención especial y al que le está pasando como al buen vino pues, con el tiempo, gana en maestría al diseñar y dar forma a lo que imagina. Mezclando tejido liso y cachemir donde predomina el azul marino, dibujando en el talle la K de IKEA de un hombro a otro, pasando por cintura y caderas, llegando hasta poco antes de las rodillas, donde comienza el vuelo de volantes pequeños abrigados por otro de mayor tamaño y sin querer ser enaguas que asoman aunque pareciéndolo.
Las últimas líneas que escribo son para agardecer a Francisco Valderrama y a Alfredo Martinez, de Sevilla de Moda, el haberme hecho partícipe en esta edición, por su ayuda y apoyo; gracias también a las manos fotográficas de María Cámara y Almudena Blanco, pues sin ellas este post no tendría fotos propias.
Gracias a Lapaca Costura y a Paseo de Albero por facilitarme el estilismo en tono feriante con el que asistí a este III Certamen de Moda Flamenca IKEA Sevilla. Sin ellas, sin la falda cuplé y camisa revuelo de Lapaca Costura y sin los pendientes en soutache de Paseo de Albero habría sido imposible ir acorde a este evento. ¡¡¡Gracias Lola, gracias Rocío, gracias Carmen!!!