Merche Caparrós presentaba en SIMOF, Semana Internacional de la Moda Flamenca, su nueva colección de trajes de flamenca: Equilibrio.
Cuando las fuerzas encontradas recaen sobre un mismo cuerpo y se compensan, destruyéndose la una a la otra, nada bueno y nada malo ocurre a la vez. Se dice que se encuentra el equilibrio. En el plano emocional, se logra el bienestar gracias al correcto manejo de emociones. Y ello se realiza gracias a unos hábitos, que nos ayudan a superar esos malos momentos y nos llevan, de nuevo, al estado de felicidad y optimismo. Al equilibrio.
Entre esas buenas costumbres a adquirir para ser felices, se recomienda la reflexión, cuidar el cuerpo, conectar con la naturaleza, alejarse de la gente tóxica, ponerse metas y la actitud de vida, destacando la búsqueda de una vía de expresión, que suele ser una buena herramienta de cura y vehículo para alcanzar el Equilibrio.
A Merche Caparrós, su creatividad y amor incondicional por su profesión, le permiten canalizar todos esos momentos que te desequilibran y te alejan de tu centro, siendo la aguja y el textil su mejor manera de superar aquello que cuando llega, te arrasa y bloquea. Enfrentarse a ello con volantes, le devuelve el equilibrio, la sonrisa en rostro y la aceptación de la nueva realidad.
De ahí surge Equilibrio, de la necesidad de volver a ser quien se era para seguir afrontando nuevos retos con la vista puesta en esas metas que anhelas en la vida. Y conseguir, a pesar de todo, no perder esa esencia que la define de flamenca dulce, minimalista y elegante.
Así se iniciaba su colección en SIMOF, donde sus volantes edulcorados, de talante sencillo y con la dosis justa de sofisticación para realzar la elegancia, irrumpían sobre la pasarela con esta segunda colección flamenca. Su perfección se denota en una cintura limpia, que no esconde tras cinturón, y deja a la vista para crear este vuelo de capa. El cual no distrae de esta opción para el talle y demuestra su habilidad con la aguja.
Otro deleite para la vista en este diseño es cómo usa el calado del tejido a modo de pasacintas, decorando, así, en líneas oblícuas. Y todo tomando un blanco roto como referencia y fondo, en una colección donde lunares huecos y negros se salpican de ramitos de flores de colores. Formando, así, una silueta setentera que ha sobrevivido a su rescate temporal y parece perpetuarse entre las flamencas del XXI, dadas las temporadas que ya lleva incluyéndose en colecciones flamencas.
Siguiendo esta estela de amplitud de vuelos en talle alto, flores y pasacintas, imagina este otro de corte canastero, con escote uve y mangas de volantes ausentes, en el que vuelve a dibujar líneas en el talle con la ayuda, esta vez, del clásico pasacintas que se integra, a la perfección, en el estilismo combinado de blanco y negro.
Para el siguiente, opta por la desaparición de flores y deja todo el espacio al lunar negro. Lo que hace que este traje de flamenca se quede a medio camino entre ferias y romerías. Se deja acompañar por un pico, que no mantoncillo, pues es algo más grande, que cubre el talle flecando hasta la cintura, por delante, y más allá de caderas por detrás.
Tienes ante ti, pues, un básico traje de flamenca de los calificados de imprescindibles de armario feriante y que es, por supuesto, también, comodín y atemporal.
Y tras las flores, toca que sea el blanco el desterrado del look flamenco, llegando con el negro al final del día, a esas últimas horas de Feria. Por lo que se gira a tonos más oscuros, aunque la noche, en la práctica, es de todos los colores.
En un escote a medio camino entre uve y hombros caídos, dada la amplitud del mismo, lo cual, le aporta frescura, se encajan, de nuevo, mangas largas sin volantes para una silueta de talle no muy bajo y algo comedido, rematado todo con un volante mediano. Como detalle, a la cintura se anexiona un puñado de rizados al aire de lunares vacíos en simetría a modo de fajín, que le da ese toque que necesita.
Y del negro a vueltas con el blanco, para uno de esos trajes de flamenca más clásicos, donde el patronaje favorito de Merche Caparrós domina el look, aunando sus lunares translúcidos a modo de sobrevestido, para ese blanco impoluto seleccionado. Siendo acorde, por tanto, a la flamenca de siempre, esta vez, sí hay volantes en puños, pero para un largo de manga midi. Será el vuelo evasé el que se encargue de colocar los volantes donde deben estar.
Y con este último, con el diseño que cierra colección, descubrirnos que una de sus siluetas flamencas favoritas son los volantes desde cintura, abriendo en vuelo en suelo. El cual maneja a su antojo y acierta con una cascada de cinco volantes hasta los tobillos, encajados en un sencillo cuerpo en rojo, de escote clásico en uve y mangas al codo, al que se añade un doble volante rematado en negro. Una delicia más de lo que, para ella, debe ser un traje cómodo para ferias y romerías.
Pues su leitmotiv es, ante todo comodidad sin renunciar a la elegancia, imaginando, siempre, trajes de flamenca que ella misma vestiría en una feria o romería, procurando que las costuras flamencas no te limiten la libertad de movimiento, ni te conviertan en un mero maniquí con volantes. Sus diseños, pues, consiguen ese Equilibrio necesario y anhelado por todas que aúna la practicidad y la belleza del traje de flamenca en sí.