Los trajes de flamenca de Rebeca Moda Flamenca siguen las normas de la flamenca clásica con toques vanguardistas que la renuevan.
Que la sencillez generalizada que se perciben en sus diseños no te despiste del verdadero germen renovador que le asiste y se atisba en sus trajes de flamenca, en la firma. Pues, aunque simplemente se trata de eso, de crear trajes con movimiento propio, con lunares y volantes, llenos de color que zigzaguean al compás, la esencia surge, como suele ser habitual de este sector de moda, en un pequeño taller familiar.
Y desde el que se postulan aspirantes a todo, a alcanzar otros costureos flamencos que difieren la estricta flamenca clásica y que ya alternan en sus colecciones. Esas que se abren paso, poco a poco, entre sus volantes de siempre, viniendo a ser este hecho un despertar de la firma en lo nuevo, en otros elementos, con la vista puesta en las reglas que rigen el vestir flamenca. Dando, de esta manera, el toque vanguardista que se tercia hoy día para imaginar flamencas del XXI, las de siempre y las de ahora.
Así, en Rebeca Moda Flamenca se ha estructurado, esta temporada 2019, una colección imaginada por y para sus clientas. Ellas son su inspiración, bocetando lunares y flores en sus textiles rizados de identidad propia, versadas en la heterogeneidad imprescindible en sus colecciones, pues procuran albergar tantas propuestas diferentes como flamencas puedan existir.
Tal es así que no descartan el pantalón. Estilismo que puede entrañar sus complicaciones, pero que resuelven de la mejor manera, haciendo que esta prenda, a la que parece haberle pasado ese boom que tuvo temporadas atrás, pero que aún tiene adeptos, se configure elegante bajo su aguja.
Aquí se vuelve pitillo en un look de dos piezas con pinceladas flamencas en tonos vivos. Para esta propuesta hace uso del barroquismo, pues siembra de flores exentas el pecho y recrea el jardín que se dibuja en las perneras ajustadas.
Juego de color que sigue en una bata rociera muy singular, donde el talle desaparece y el volante con cuerpo se frunce en un palabra de honor de tiranta ancha para traje de flamenca sin talla, de esos pocos que se imaginan para todas. Predominando en él un estilo ochentero con pasacintas incluido y doble largo, que le aporta ese detalle vanguardista que la firma deja entrever en sus diseños. Tendencia a la que dan un uso correcto y coqueto y a la que me suscribo, por ser uno de mis estilismos favoritos en su colección.
Esta década que también se plasma en las mangas de un sencillo talle bajo estampado sobre berenjena con par de volantes de capa contundentes y escote en uve afinado, pues se prolonga un poco más allá de lo que es costumbre.
Al igual que ocurre con los vuelos de raso de seda y enaguas de tul en morado al contraste de este otro donde las mangas se desinflan, para acariciar el brazo, haciendo de este traje de flamenca todo un capricho de corte sencillo a la vista, defendido con un buen patronaje.
Prolongando el morado por el que muestra preferencia, sea cual sea el tono de la gama cromática de este color, usándolo aquí en las rosas y las enaguas que rematan, con carrucha incluida. Se trata de un estilismo flamenco propio de ferias de verano, en las que se precisa brazos y hombros descubiertos. Juega con los flecos para la pieza superior y abre el vuelo en este delicioso setentero de línea suave.
Propuesta que repite en blanco y negro, con permiso del rojo, combinando tamaños de lunares en una propuesta quizás más rociera que feriante, pero igualmente apetecible en flamenca.
Bajo esa misma mezcla de colores, ajusta flores grandes a una silueta de talle bajo con volante de capa y lazada al hombro, haciendo un escote favorecedor para pecho de poco volumen y dejando que las mangas se ausenten.
Las cuales se tornan corsario para volverse aquí protagonistas en un traje de flamenca en blanco y negro, al que imaginan con corte impero, lugar en el dejan que acabe el escote y que anuncie el comienzo del talle plagado de encaje. Es así como marcan la silueta sobre blanco, a la que embellecen con un par de volantes al hilo.
En este tono nácar sesean un escote vertical en otro de sus diseños, donde la simpleza de un talle bajo con volante de capa es todo lo que necesita este diseño para multiplicar su elegancia atemporal. ¡¡Simplemente bello!!
Sin olvidar uno de esos vestidos que se quedan en la retina por lo extraordinario de su diseño, pues atrapan miradas, y al que se le adjudica cualquier sinónimo que se te ocurra de la palabra elegante, añadiendo belleza y estilo a quien lo viste, pues son cualidades inherentes a los flecos. Juzga tú mismo.
Así comenzaba la segunda edición de la Pasarela Flamenca Granada, con las propuestas de Rebeca Moda Flamenca, una firma familiar, de las que ya llevan dos generaciones cosiendo volantes, crecen poco a poco y no ansían protagonismo, sólo el poder, una temporada más, crear trajes de flamenca y que se luzcan en las ferias y romerías. Sobre todo en la de su tierra, Granada.
Su participación en esta pasarela les ha permitido mostrarnos cómo realizan sus costuras y dan forma a sus lunares y volantes. Esos moteados y textiles rizados de siempre, pero con pinceladas de futuro, del que mueve a la moda flamenca para asimilar tendencias y crearlas. Ese mañana inmediato que se va colando, poco a poco, por todos los talleres de costura, grandes y pequeños, y hacen que exista variedad en este traje regional, al que no dejan de aportar riqueza, esplendor e ilusión en su afán constante por crear flamencas.