La magia flamenca de Lola Azahares se amontona en la punta de su aguja, creando trajes para enamorar flamencas
La nueva colección de moda flamenca Lola Azahares habla de magia, de encantamiento, del poder que ocurran cosas extraordinarias y cambiar, así, un poquito nuestro mundo, ese que tenemos más cercano y nos rodea. Encantamiento habla de la capacidad de seducir y fascinar, de levantar la mirada y despertar buscando retos para alcanzarlos, sean los que sean, porque todo es posible. Encantamiento es soñar y tocar con los dedos lo imposible, es sentirte invencible y capaz de todo sin dejar de mirar a tu alrededor, con los ojos bien abiertos, porque la curiosidad es uno de los grandes secretos de la felicidad, de la magia. Encantamiento es, por tanto, encontrar la magia de las pequeñas cosas, el sentir cada latido que te mueve para conseguir que lo inalcanzable se pose en tu mano, que la magia, simplemente, suceda.
Así su magia, la magia flamenca de Lola Azahares, esa que se amontona en la punta de su aguja, en los tejidos que elige, en el boceto que dibuja y en el hilo que costurea sueños para enamorar flamencas. Fuente de inspiración, por cierto, en este 2019 para María Suárez, diseñadora de la firma, que, como ella dice, ‘ha querido mostrarnos cómo brillan los colores que ella ve, lo escandalosamente bonitos que son los tejidos de su nueva colección y lo bella que está una mujer vestida de flamenca’.
A lo que se une, tras ver su colección, ese momento tan especial que está viviendo esta creativa en moda flamenca y que explica también el enfoque de ‘Encantamiento’ que se desprende de cada uno de sus nuevos diseños.
Los cuales, este año, están tintados en tonos tierra, de intensidad suave y coqueta, abundando tonos beiges, caldera y verdes cacería que se mezclan con otros más vivos como los azules, los cítricos anaranjados y amarillos y los eternos buganvillas.
Sin dejar de lado su gusto por la mezcla de estampados, lunares y lisos en un mismo estilismo flamenco, Lola Azahares equilibra esos naranjas terrenales con tostados suaves y azules de lunar blanco, dejando que la elegancia de lo clásico distribuya toda esta amalgama caprichosa de textiles. Así, reserva el vuelo para las flores y el talle para el celeste, flecando hasta las caderas en igual tono.
Su preferencia por el encaje y espaldas descubiertas vuelven a estar presentes, enmarcando en triángulo redondeado el escote trasero con un azul eléctrico semitransparente de puños rematados en pequeños boleritos que también se repiten en el comienzo de los volantes.
Encaje que cambia de sitio para formar un vuelo canastero que se armoniza de hombros a caderas en un tejido exótico que la firma ha encontrado en uno de sus viajes por Asia. Uno de los muchos con los que nos va a deleitar en la colección y que forma parte de esta mini colección en tonos agrestes, abundantes entre sus nuevas flamencas.
Como también imagina esta otra de multitud de volantes al hilo jugando con grises y negros lunarados para un traje de flamenca de los que se ejecutan doble, pues el plumeti reposa sobre un brocado que se deja entrever entre un moteado y otro.
En otro de sus tejidos de tierras lejanas, estampa también un evasé que es un verdadero capricho, equilibrado con pinceladas amarillas moteadas de negro para sus textiles rizados y de transparencias de plumeti para mangas y escote.
Topitos que se tiñen buganvilla para saltear estampados de cortes al bies y vuelo canastero que, simplemente, se resaltan con un sencillo mantoncillo al tono enroscado al cuello.
Pero la vista se me va al binomio de color blanco y negro, sobre el que radica la elegancia en moda desde que Coco Chanel lo estableciera, pues, para ella, para Coco, el blanco y negro lo tienen todo, son la belleza absoluta, la perfecta armonía.
Y así es como se ven los diseños que en estos dos tonos contrapuestos han ideado en Lola Azahares. Por un lado, un estilismo de vuelo comedido, cuyos volantitos verticales ofrecen una disposición innovadora y diferente a lo que nos tiene acostumbradas, convirtiendo el minimalismo que emana este traje de flamenca en un estilismo de patronaje complicado, que nada entre dos aguas, las de la moda flamenca y las de la moda, pudiendo encajar pues no sólo para acariciar albero feriante, sino esos suelos de mármol o tarimas de madera propias de otro tipo de eventos sociales. ¡¡Simplemente bello!!
Por otro lado, con un acento más aflemancado y jugando, de nuevo, con esta dualidad tonal, reparte lunar galleta y lenteja por el traje de flamenca de talle bajo y volante de capa, que se anuncia con piquillos en hilos de oro para enreversar sus mangas largas con flecados transparentes, que parecen pinzados al aire, rematando así la delicadeza flamenca de la que gusta la firma empapar algunos de sus diseños.
Dejando al negro absoluto, a la ausencia de colores, el protagonismo de un estilismo flamenco con sabor victoriano, con un barroquismo recargado de encajes y de lunaritos transparentes, donde una flamenca atípica de escote caja y cuello subido, apunta nuevas líneas de diseño en Lola Azahares que se me antojan apetecibles e interesantes y que espero poder volver a ver en nuevas colecciones.
Sorpresa pues en una colección que, sin desviarse del estilo que define a la firma, refleja la frescura de sus nuevos ojos creativos, introduciendo sutiles innovaciones que la refrescan y le abren nuevos horizontes. La búsqueda de tejidos en otros países, la introducción de elementos a priori poco flamencos y el mantenimiento de sus características definitorias, convergen en un equilibrio adecuado que le permiten ir perfilando en nuevo enfoque en moda flamenca de Lola Azahares.
Pero son cambios tenues, casi inapreciables, porque el ritmo de la firma así lo pide y necesita, reservando siempre un lugar preferente para la flamenca clásica. La cual ya va conviviendo, entre sus costuras, con otra más vanguardista que deja muy buen sabor de boca, con ganas de más. Por lo que bienvenido sea este nuevo concepto que, temporada tras temporada, en sus desfiles en We Love Flamenco, con mimo y delicadamente, sin brusquedades, nos van mostrando.