Recuerdo perfectamente la noche en la que conocí a Rosa Pedroche. Era algo calurosa, allá por el mes de abril de hace ya un par de ferias. Fue curioso el encuentro, pues habíamos estado charlando animadamente en la caseta sin saber quiénes éramos. Teníamos amigos en común pero nada más. Fue justo casi al acabar la velada, a la luz de los farolillos, de los pocos que suelen quedar a ciertas alturas de Feria de Abril, cuando nos presentaron. Ya nos despedíamos, pero quería irme sin saber quién era ella, quién eras tú. Fue Sara quien nos presentó y me habló de tí, de Rosa Pedroche. Fue ella quien me inició en tu trabajo y manera de hacer flamencas, pues Sara, vestía esa noche de Feria de Abril uno de tus ‘pedroches’, inconfundibles en cuanto a bien ‘encajaos’ con volantito al final de la espalda descubierta y hombros también al aire, por los que se dejaban caer algunos volantes. Esta foto es testigo muda del encuentro, imagen que publiqué en Instagram hace mil.
Era inevitable que me fijara en tí, pues un traje así no pasa desapercibido por El Real.
Al llegar a casa y tras dejar de ser flamenca por unas horas, pues el sueño puede, te busqué en redes y qué poquito encontré. ¡¡Qué rabia me dio entonces!! Y qué espinita me he quitado por ello ahora, pues con tu desfile he podido saciar mis ganas de conocer más de tus diseños y disfrutar de ellos.
Esta singularidad de aquel entonces, el prodigarse poco en redes sociales, es algo que acompaña a la idiosincrasia de aquellas firmas que no tienen prisa por mostrarse. Rosa Pedroche entra en ese círculo de diseñadores en el que su trabajo no resulta palpable a cualquiera y es el boca a boca lo que le engrosa su reputación, quizás más lento pero muy efectivo. Por eso provocas lo que provocas cuando te descubren, pues las sensaciones que despiertas es la de descubrir un tesoro, te lo aseguro.
Tu personalidad se capta fácilmente en tus diseños. Eres celosa de tu tiempo al que le aplicas tu propia medida, pues lo repartes en base a tus pautas. No das un paso sin ‘re-meditarlo’ unas cuantas de veces y eso hace que ciertas cosas te ocupen más que otras. Lo cual no es síntoma de inseguridad, sino más bien de precisión, pues, si es necesario, frenas en seco e inviertes todo el espacio temporal necesario para resolverlo.
Quizás por eso te ha costado tanto decidirte. Casi 15 años para desfilar en una pasarela como la de We Love Flamenco. Y ha sido este 2017 tu puesta de largo y, además, por duplicado, pues también has abierto las puertas de tu nuevo atelier en Sevilla, en pleno centro, en el recorrido básico de shopping flamenco. Pues se encuentra situado en la Plaza del Salvador, justo en esos balcones del primer piso del número dos con los que te topas nada más salir de la calle Sagasta.
Me da que este es tu año, el de el impulso decidido hacia delante, pues has escogido poner en marcha dos proyectos justo en el 2017, en un número mágico. O al menos eso dicen del 7, pues se le asocia con la consecución de metas anheladas. De lo que no hay duda es que a Rosa Pedroche ya se le puede atribuir aquello de ‘vini, vidi, vinci’ tras su paso por el Alfonso XIII, pues no pudo dejar mejor sabor de boca.
Su desfile comenzaba con una pequeña muestra de su línea de fiesta, con dualidades de contrastes, tanto en los tejidos con cuerpo y los vaporosos, como las siluetas marcadas de talle lápiz y otras desmarcadas, donde el tejido se ‘ablusa’ para desprenderse de la piel incluso estando quieta.
Tras ellos irrumpían sus volantes correctos en el Salón Real en el que, por cierto, se respiraba igual que cuando se contemplan otras tantas firmas que ya tienen experiencia en estos menesteres. Arrancó con estampados y color para unas propuestas ‘María de la O’, también llamadas coloquialmente ‘mejicanas’, una de ellas reversible, aunando pétalos y lunares en un solo vestido para dos estilismos diferentes.
Entre sus flores se han colado pájaros de colas abiertas y tonos vibrantes que se dibujan por mikados, otras lo hacen por sedas, conformando una colección sencilla en cuanto a necesidad de complementos, pues sólo entran en cada estilismo un par de pendientes y las flores en forma de tocado cónico para el cabello. No necesitan más. Eso sí, los pendientes han de ser destacables, de los que amarás sobre todas las cosas y lucirás cada vez que te apetezca.
A veces sus trajes de flamenca salpican sus vuelos de batista perforada, otras es el encaje el que invade talles y espalda para agarrarse a la piel, pues lo suyo son las figuras guitarra, el seseo de la figura femenina, comenzando sus trajes a desprenderse de la piel algo más allá de las caderas, no sin antes marcar al milímetro cada curva.
Una de las tendencias de la temporada, los flecos, no se ha visto en sus diseños, ni uno sólo. Pero sí se han prodigado las carruchas, los lunares y volantes, éstos últimos para elaborar la asimetría en hombros, subiendo los volantes desde los puños.
Tampoco han sido las mangas largas las reinas de sus diseños, ofreciendo un buen repertorio de lo que pueden ser los vestidos sin ellas exornando con volantes el escote o añadiendo mangas cortas de capa de las que reposan en el codo. En otras, su ausencia se suplía con un pequeño ramillete de flores para resaltar la sisa. ¡¡Simplemente bello!!
Su habilidad para emparejar estampados se denota en sus trajes de flamenca más minimalistas, parcos en cuellos, mangas y escotes, para que sea el espíritu floral bien colocado el que te invada de sensaciones, Así ejecuta evasé de volantitos subidos para deleitarte al moverse y al pararse, pues Rosa Pedroche tiene esa virtud.
De esta manera se iniciaban sus propuestas nocturnas, en las que los lunares de terciopelo, un lamé de plata y satenes estampados, y sin estampar también, conformaban los estilismos en blanco y negro que ha preparado en su colección para esas horas en las que refresca en la Feria y el ‘alumbrao’ te muestra por donde vas pisando albero.
En esta segunda parte del día feriante, sus opciones toman dos caminos diferentes. O bien suprime las clásicas mangas largas, mostrando brazos con capas hasta los codos en ambos o mezclados con tirantas en el otro. O bien un volantito en espiral rodea poco antes de la muñeca, donde en otros te topas con algo de pasamanería.
Su última propuesta fue un diseño alta costura que aunaba su pasión por la flamenca y la moda. Un vestido lápiz de largo elegante se dejar querer por un cuello de volantes a lo grogueras del XVII y una cola también con cuerpo y tejidos con vuelos de capa que ya ha inspirado a otras colecciones en esta misma temporada. Y eso que es la primera vez que aparece Rosa Pedroche en pasarela. No será la última que deje su huella en otros.
Y todo ello puedes mirarlo, tocarlo y probártelo en su nuevo atelier y showroom en Sevilla en el que te aseguro le darás las gracias por crear moda flamenca. Verás toda su nueva colección, la de este año, la cual es un homenaje a quienes le han enseñado y ayudado a lo largo de su trayectoria profesional. Un agradecimiento en forma de volantes a María José y a Francisco, en concreto, y a tí en general, porque eres clienta, porque admiras su trabajo o porque, simplemente, es éste artículo que lees tu primer contacto con ella.
Pero las gracias hay que dártelas a tí, a vosotros, Rosa, Francisco y María José, por haberos tomado vuestro tiempo para permitirnos conocer una manera de hacer flamenca pulcra, correcta y elegante, con un estilo propio madurado a lo largo de todos estos años que ha conquistado miradas y nos ha atrapado en vuestra concepción de lo que debe ser una flamenca. ¡¡Gracias Rosa Pedroche!!