Hace tiempo que conozco la costura de Aurora Ruíz, pero no tanto a ella. Descubrirla entonces entre casi un centenar de promesas en aguja e hilo, seguirla sus pasos estos años y gustarme cómo progresa hace aún más completa la visión que pueda tener de lo que ya se puede decir que es: Aurora Ruíz, diseñadora de moda flamenca.
Y digo esto porque su propia trayectoria es el mejor aval de su primera colección flamenca, la que ha presentado este año con motivo de su participación en un certamen de noveles. De hecho, el primer traje de flamenca que pude conocer de Aurora Ruíz hace un par de años ya esbozaba las pautas que la diseñadora está manteniendo en su evolución. Equilibra muy bien el estilo minimalista y el barroco, pues su preferencia por la sobriedad del tejido monótono se conjuga perfectamente con ese toque recargado y puntual que añade para romper la sencillez tonal. Justo en este diseño del que os hablo ese añadido toma forma de cinturón, el cual resalta con elegancia junto al flecado en puños para una flamenca con escasez de volantes, de escote uve y vuelo de capa para un talle ajustado.
Guardando esta sintonía creativa ha realizado su colección SAKURA, con un par de trajes más que las letras forman su nombre. Es una colección pequeña pero suficiente para conocer su complejidad en diseño, pues no por aparentar sencillez resulta ser menos complicada.
Solo tres colores ha necesitado para sus estilismos flamencos: negro, mostaza y rojo. Inclusive el terciopelo estampado que emplea se atiene a esta premisa, conformando una colección compacta en este sentido, cargada de la simbología que le atribuyen en Oriente a estos tonos. Para los chinos, el amarillo o mostaza implica implica cierta solemnidad pues este color está reservado para el Emperador por su parecido al oro, pudiendo vestirlo sólo él. El rojo simboliza la suerte, de ahí la predilección que le tienen. Se usaba en las vestimentas nupciales de la antigüa China.
El negro lo introduce más por razón personal que por inspiración en la cultura china y japonesa. Le da un significado de dolor, de sufrimiento, de sacrificio por un ser amado, incluyéndolo, prácticamente, en todos los estilismos de su reducida colección.
Su desfile en Wappíssima 2017 arrancaba con dos propuestas estampadas y cruzadas. Una como vestido kimono, rematado con borlones en rojo y con mangas acampanadas para evocar el volanteo.
Y otra como kimono ceñido a la cintura, combinado con pantalón de volantito menudo que remata el largo capri. También aparecen aquí los borlones, pero cosidos al bajo del kimono, en negro y rematando la pieza sobre la cadera.
Tras ellos uno de los estilismos flamencos más singulares de esta colección. Pues este dos piezas no puede negar en qué se inspira y cómo, sabiendo acompasarlo de manera adecuada en un tono flamenco con una falda de vuelo evasé y volantes al hilo. El kimono corto, cerrado y descruzado, realizado en el tejido estampado que alberga todos los tonos de la colección, es de los que, simplemente, no olvidarás nunca por la personalidad contundente que desprende.
Mi favorito también es un dos piezas donde el amarillo se vuelve centro de atención en esta flamenca actual que imagina Aurora Ruíz. Enmarca a una falda floreada de doble capa que se ajusta a la manga francesa en mostaza y de escote uve, abrazadas ambas con un fajín ancho de lazada negra que le aporta ese afinamiento de la cintura. ¡¡Simplemente bello!!
También en mostaza se tiñe mi segundo affaire de la colección, donde la genialidad de un sin mangas con vuelo canastero se multiplica con este mantón de encaje en negro, cruzado por delante para anudarse detrás. Una sencillez perfecta que demuestra que no se necesita mucho más para ser flamenca.
En rojo dos propuestas flamencas se asomaban a los ojos de quienes estábamos allí. Una cruzada, de manga larga y con una pieza estampada para una silueta ajustada y canastera.
Otra segunda también canastera pero algo más osada, donde el crop top de cuello mao y manguitas, que no van más allá de los hombros, dejan entrever algo de piel del abdomen sobre el que reposa parte del encaje encarnado.
Para finalizar el desfile optó por el negro absoluto en encaje, pero sin transparencias, con ese doble vestido que le da cuerpo al textil que reposa sobre él. Orientaliza un cuello halter y sube la altura de los volantes, a los que reduce en tamaño y agrupa sobre las rodillas, marcando así la amplitud del vuelo que se encarga de darle el largo hasta el suelo a este vestido de flamenca.
Complementos para un estilismo oriental de Aurora Ruíz
Pocas son las flores que ha empleado y cuando lo ha hecho ha elegido claveles que ha colocado por parejas. Los pendientes también han sido casi desterrados. Sólo un par de estilismos y combinando rojo y metalizado en tono oro como el de la imagen que sigue a este párrafo.
Los tocados sí han sido realmente primordiales en sus estilismos orientales. Y lo han hecho en forma de diademas o coronitas de hojas doradas salpicadas por piezas facetadas en carmín con cadenas que caen sobre el escote desde los extremos, haciendo innecesarios el uso de complementos tradicionales como pendientes y flores. Estos tocados se emplean en China en las bodas y suelen llevarlos las novias.
Con esta colección Aurora Ruíz deja claro que pertenece a ese grupo de diseñadores perfeccionistas, a los que les gusta complicarse su trabajo porque quieren aprender más, ya que nunca consideran que lo saben todo. Está empezando en esto de la moda, por lo que, a su sueño, el que cada vez toca con más frecuencia, se le une un objetivo común a todos los emergentes, el de hacerse un hueco en un sector donde cada vez hay más y mejor competencia.
No soy adivina por lo que no puedo predecir lo que ocurrirá, pero si me puedo permitir afirmar que Aurora Ruíz cuenta con todo lo necesario para estar ahí por mucho tiempo. ¡¡Gracias por crear moda flamenca!!