Hace varias temporadas que el color ha irrumpido en el otoño e invierno. Para ésta se recuperan los neutros y los ocres en modo urbanita y sofisticado.
Como es difícil llegar a todos por las limitaciones de tiempo toca elegir desfiles y organizar el día en base a la disponibilidad de tiempo y transporte. Por lo que pude ver las propuestas de María Lafuente, Ángel Schlesser y Eduardo Navarrete. Además de los diseñadores andaluces Rafael Urquizar y Pilar Dalbat a los que dedico artículo en exclusiva.
María de Lafuente
Dado que en cualquier lugar se lleva moda, ya sea una antigua fábrica de ascensores, ya sea cualquier entorno del paisaje industrial integrado en ciudad o, como en esta ocasión, el teatro de la sede del Comité Olímpico Español en Madrid. Y así, tal cual, se viven sus desfiles. En los que el entorno cuenta como ese packaging que acompaña a la indumentaria creada por la diseñadora.
Color, tul, chaquetas, asimetrías y, cómo no, abullonados, son, en parte, los elementos que la caracterizan y que vuelven a formar parte de sus creaciones. De esta manera, su visión optimista de la vida se ve reflejada en las propuestas que nos da para hacer de este otoño e invierno, como siempre ocurre con sus diseños, unos meses más bonitos, divertidos e inolvidables. Pues, de lo que se rata, es de potenciar ese optimismo y vitalidad del que siempre se impregnan sus creaciones. Vaya, que si eres atrevida, sus estilismos no te dejarán impasible.
En esta colección, el tul reduce su presencia sin ausentarse, para dar cabida a otros tejidos también con cuerpo y otros de carácter etéreo para volantear chaquetas bomber y faldas de media capa, sin olvidar esos vuelos abullonados en hombros y lazadas en caderas. Aparece, pues, el encaje y lo versiona para vestidos con corsés, bulas y mangas realmente caprichosas, mantiene el traje sastre, que sigue vigente entre las tendencias, pero en su opción más clásica, para ese básico que armario que buscas. Y recupera, mejor dicho, mantiene transparencias como ya es habitual en sus colecciones.
He aquí, una vez más, la demostración de ese gesto de normalidad de la que se imprime la moda, sobre todo para esos distintos tipos de mujeres de índole sofisticada que desafían los límites y cánones establecidos y que pueden verse reflejadas en sus creaciones.
Ángel Schlesser
Y en un jardín soñado, bajo una luz natural, aunque techada por el abierto del edificio testigo de la presentación de moda, pudimos conocer las propuestas del diseñador para este otoño invierno.
Las líneas de su nueva colección se decantan por la geometría rectilínea y el volumen, evocando al maestro Balenciaga en esos cortes de abrigos, recreando los años 90 con esas solapas anchas, tanto que llegan a reposar sobre los hombros, al igual que el tallaje maxi, las cremalleras en chaqueta, los cierres sin botón y las faldas de vuelos desbocados.
Vuelve a la calidez del punto, pero en su versión sobría, por lo tanto, lisa y sin tricotado ni punto ancho a la vista. Para éstos y el resto de prendas, la naturaleza inspira estas creaciones, tal y como la puesta en escena nos sugiere, apareciendo los estilismos, uno tras otros, entre la espesura paisajística planteada para tal evento. Ese bosque temporal se armoniza con las materias primas de la colección y los tonos elegidos, entre ocres y neutros, sin faltar el negro. Colores que se entremezclan con otros más vivaces que huelen a primavera otoñal y a verano invernal y que tan en tendencia están.
Todo ello podía apreciarse con exactitud gracias a la luz natural que atravesaba el techo acristalado del edificio y que conseguía hacer del desfile interior todo un paseo de moda por el bosque imaginado por el creativo.
Eduardo Navarrete
Hace tiempo que quería ver de cerca los diseños de Eduardo Navarrete. Y, aunque en esta edición de la MBFWMadrid lo he conseguido, digamos que mi sueño se ha cumplido a medias. Eso de ver la colección patinando, literalmente, te deja apenas unos segundos para apreciar detalles en distancias cortas. Así que, sabiéndome a poco lo vivido, he de verle en una próxima ocasión, no sólo por completar mi anhelo de conocimiento, sino por la experiencia en sí. Pues tras su cita con la moda resulta irresistible no volver a hacerlo.
Todos los desfiles del programa off de la MBFWMadrid son un recuerdo imborrable. Pero, el de Eduardo Navarrete, tiene una atmósfera distinta. Será esa mezcla entre sofisticado y de andar, por casa mezclados a partes iguales, la que te ejerza como imán y te propicie sensaciones que no he experimentado en otros.
Dicho esto, toca hablar de moda, de su colección de baño ready to wear, pues sus estilismos de baño al más puro estilo californiano, casi aventurando el fenómeno Barbie, nos acercaban un poquito más el buen tiempo. Así comenzaba la última explosión de moda del día.
De aire desenfadado, atrevida, exclusiva, por supuesto, y muy atemporal, basando el color en el negro y blanco con algunos toques en vitamina. Su puesta en escena, de la que ya te he aventurado algo, pasaba en una pista de patinaje, con modelos VIP incluídas que aventuraban un cierre de la primera jornada de desfiles de lo más atípico y original. Tal y como así fue…
Modelos sobre patines, con mayor o menor destreza, con ayudantes de lujo para las VIP y flotadores por doquier de todos los estilos, fueron los ingredientes de este cóctel de su verano de moda. Con pieles chamuscadas a lo rojo gamba estilo guiri y pectorales y abdominales de cuerpos pluscuamperfectos, se pasearon los estilismos tal como se desfila el palmito por la playa. El que puede, claro, que los demás ya se sabe, o miramos o nos toca rememorar tiempos mejores.
De esta manera comenzaron a verse bañadores, bikinis, trikinis, bermudas, camisetas, camisolas y bolsos playeros plastificados al estilo de los dos mil, entre otros elementos. Para los cuales, estampados rayados, minúsculos y maxi a lo Andy Warhool predominaron sobre un fondo blanco.
Para cerrar desfile y día se reservaban las chicas donut, también conocidas como las amigas televisivas de Eduardo Navarrete. Por un lado, la cantante Terremoto de Alcorcón, con un maxi donut inflado y flanqueado por cuerpos esculturales de dos metros. Por el otro la colaboradora de programas de entretenimiento en televisión, Lorena Castell, a la que una ristra de donetes desinflados hasta las rodillas le hacían de vestido rodillero. Por cierto, sin ayuda, solita, patinando de diez… ¡¡Qué envidia!! Ambas nos propiciaron momentos geniales justo en la zona de prensa, con caídas y arrastres incluídos. No se sabía quien ayudaba a quién a levantarse.