En el 80 aniversario de Lorca, la lectura de La Casa de Bernarda Alba, en la que se plasma la lucha entre la opresión y la libertad encarnadas por los personajes de Bernarda y Adela, no hace más que traer hasta hoy la trama de una obra escrita que, en parte, no ha dejado de tener vigencia, por lo que puede aplicarse a otro tipo de situaciones creadas por esta dualidad. ‘Bernarda VS Adela’ es el nombre de una colección de flamenca que Rosalía Zahino crea inspirada en el devenir de este drama lorquiano. Donde el luto y el vestido verde forman parte de un desfile en el que el aspecto teatral, tan estrechamente ligado a la diseñadora, acompaña a cada uno de sus estilismos en los que los corpiños flamencos abundan, siendo un buen símbolo del encorsetamiento al que sometía la sociedad a la mujer.
El desfile se conformó de manera que más que invitados, éramos espectadores de una obra de teatro en la que el vestuario sería el objeto principal de la misma. Así, poco antes de acceder a las estancias donde veríamos su nueva colección, nos recibía en el patio de La Casa de la Memoria, Bernarda y sus hijas. Todas de pie y mirando hacia un lado, como queriendo pasar desapercibidas, esquivando miradas, menos una, Adela, sentada, sonriente y contemplando pasar a los asistentes al desfile. Y Bernarda, que se situaba de pie, unos pasos por delante de su hija, cerca de todo aquel que osaba atravesar el patio de su casa por un día, cohibidos ante su mirada inquisitiva y sorprendidos por el cuervo que reposaba en su hombro.
Tras este preámbulo, y una vez acomodados en nuestras sillas, comenzaba el desfile con Bernarda Alba de luto riguroso, encabezando el cortejo funerario que volvía de dar sepultura al que fuera su marido y padre de sus hijas. Punto de inflexión en sus vidas e inicio de la obra, constituyendo el origen de dos caminos divergentes. El del reinado de la crueldad de Bernarda y el de la imperante necesidad de libertad de su hija Adela, enamoradiza y caprichosa que fija sus ojos en quien no debe: Pepe el Romano, prometido de su hermana mayor Angustias.
El luto en las flamencas de Rosalía Zahino
Entre los azabaches que ha realizado para esta colección, la pasión contenida de las hijas de Bernarda Alba puede decirse que queda representada en este canastero. Con una cenefa de flores bordadas en rojo que contornea el comienzo del vuelo, este dos piezas palabra de honor está realizado con transparencias que se disimulan con costuras y otros recursos textiles. Por detrás se ve como cae una lazada en raso negro, detalles que aportan coquetería al estilismo. ¡¡Simplemente bello!!
Este traje de flamenca fue dando paso al medio luto, primero mezclado con gris y luego con rosa bebé. En un corte clásico de volantes, realizado en un tejido de gasa que forma dibujos similares al guipur, Rosalía Zahino diseña este vestido de flamenca, en el que los colores sirven para delimitar zonas a lo alto, aunque con invasiones permitidas. Lo combina con mantoncillo, armando un puzzle bicolor también en los flecos, cuyo largo extra le aporta elegancia.
Del medio luto, la colección pasaba a todo un abanico de colores, que bien pueden encarnar las ganas de vivir de todas las hijas de Bernarda. Esos deseos reprimidos, involuntariamente, por llevar una vida normal, aunque ello implicara cargar sacos en un molino, y que el luto de ocho años lo impedía. Debían conformarse con el colorido de los hilos que usaban para su ajuar.
Así el fondo blanco del tejido de algodón se tintaba de arcoiris y se exornaba con madroños, carruchas, encajes, piquillos y pasacintas, en una mini colección estilo Marisol, de las que llegan hasta las rodillas. Los volantes se cuentan desde la cintura, con ese especial volumen que Rosalía Zahino consigue siempre en este tipo de patronaje.
Los corpiños flamencos de Rosalía Zahíno en ‘Bernarda VS Adela’
Los corpiños flamencos sustituyen, en su nueva colección, a la clásica camisa flamenca o cuerpo sin mangas. Así, uno de los primeros en desfilar lucía escote palabra de honor y se combinaba con falda de doble largo, como si se prolongara el vuelo de un Marisol en una pequeña cola. Como suele ser habitual en la firma, la mezcla de tonos y tejidos consiguen estampados únicos. Los claveles bordados a la cadera, los madroños que caen en zig zag y los encajes de bolillos, aportan en este traje de flamenca, una armonía coqueta.
Entre mis favoritos, el sabor antiguo se paladea en cada puntada de este traje de flamenca. Aquí el corpiño se escota en recto con una pequeña abertura vertical en el pecho. Los encajes superpuestos endulzan tejidos ocres y estampados de tapicería que rellenan espacios entre ballenas (esas piezas verticales que aportan rigidez y cuerpo al tejido). Las flores recortadas aplicadas sobre las caderas, junto a su peculiar manera de decorar los volantes, elevan la dosis de feminidad que desprende esta falda de vuelo de capa.
Quizás la calidez de tonos, y una mayor simplicidad de detalles, en este canastero de corpiño corazón te conquiste más que el barroquismo del anterior.
Pero si aún no has quedado boquiabierta con lo que has visto, este vestido joya lo hará. Puede que hayas pensado que algo así no puede crearse en flamenca. Y si he acertado en tus pensamientos, será un placer mostrarte que es posible. En cada colección, Rosalía Zahino diseña caramelos como éstos. Vestidos que atrapan miradas y que nunca te cansas de ver. ¿Crees que pasado unos años podrá verse desfasado? ¿Qué tipo de sensaciones despierta?
La coquetería y melosidad de tonos, estampados y tejidos, la delicadeza de transparencias moteadas, como el plumeti de flores salteadas, y las aplicaciones de pedrería formando flores, pueden hacer que tu vista se emborrache y se deleite con estos pormenores que pueden llegar a pasarte desapercibidos. Otros resulta imposible no recalar en elloas, como estas aplicaciones recortadas en dorado cosidas detrás, en la espalda, enmarcadas por el hombro y que caen desde ahí hasta el vuelo de volantes, sobre el que se quedan, justo en el primer par colocados al hilo.
El resto de pequeñas piezas fruncidas, se disponen en picos a modo de pañuelos, dejando una parte abierta para que asomen las enaguas frambuesa con pasacintas del recuperado encaje de bolillos, propio de los vestidos de flamenca de porte Sissi Emperatriz de los años 80.
Son estas transparencias preámbulo de la parte más picante del desfile, en el que se evoca la sexualidad imperante en los textos de ‘La casa de Bernarda Alba’, cuya abanderada es Adela. El corpiño ha sido, a lo largo de toda la colección, el protagonista absoluto de sus propuestas flamencas a lo Folies Bergère. Famoso cabaret parisino del que Charlie Chaplin, tras actuar allí, llegó a decir que nunca conoció otro lugar que exudara tanto glamour, gracias a sus dorados, terciopelos, espejos y exuberantes lámparas de araña.
En este sentido y cerrando la colección, tanto largo como corto, diseña trajes de flamenca lenceros con vuelos de volantes y canasteros, combinados con esas piezas rígidas que afinan la cintura. La riqueza de los tejidos, la suavidad de los pétalos bordados sobre beiges delicados y los encajes para mangas, contrastan con tejidos entramados para el talle que te llevan a vislumbrar esos vestidos victorianos, de los que toma elementos que suele marcar el final de la espalda.
Y que aquí lo introduce con la ayuda de una carrucha doble o tejido frizado, decorado con lazada de terciopelo verde.
Pero aún quedaba por ver un vestido, el verde con el que Adela se viste para dar de comer a las gallinas tras enterrar a su padre,. Y con el que desfila la Adela de Rosalía Zahino tras la última mini colección. Porque el luto de ocho años le ha venido en el peor momento de su vida y no consigue acostumbrarse, la vida de Adela es un constante desafío a su madre, a la sociedad y a todas aquellas reglas que le limitaban la libertad a disponer de sí misma y de su amor clandestino con Pepe el Romano.
Porque la acusación de Martirio la señala y su final a lo Romeo y Julieta la libera y limpia el honor de la familia, ‘Ella, la hija menor de Bernarda Alba, ha muerto virgen. ¿Me habéis oído? ¡Silencio!; ¡silencio he dicho! ¡Silencio!’ Así sentencia Bernarda su muerte y así le da fin la Bernarda de Rosalía Zahino a su desfile, a la presentación de su nueva colección, de cada una de las joyas flamencas con las nos premia cada año, únicas por derecho, porque sólo ella, Rosalía Zahino, puede imaginar, diseñar y patronar trajes como éstos. De nuevo una colección inolvidable con luz propia que razona el por qué un traje tradicional evoluciona con la moda y las tendencias. ¡¡¡Gracias por tanto , Rosalía Zahino!!!