Y de las sevillanas nos pasamos a los fandangos como los de Alosno que se cantan al atardecer en el Ajolí, en una de esas parás que las hermandades realizan en el Camino. Un año más toca ver a la Reina de las Marismas, llegar a la Aldea y pedirle de nuevo por esos imposibles que ya se le han pedido y casi se han cumplido o, simplemente, rezarle para agradecerle lo que ya ha hecho por nosotros porque ella nos espera con los brazos abiertos, porque es la madre de todos los romeros, nuestra Madre, y te escucha a tí, a ti y a tí y le gusta que la visites, que vuelvas cada año a verla para decirle cuánto la quieres y lo bonita que es, porque quiere verte éste y el que viene y al otro también, que te echa de menos y los meses se hacen muy largos sin tí, sin su hijo al que tanto quiere.
Mientras peregrinas para visitarla, las noches en vela, las horas de calor bajo el sol de la Raya Real y el ayudar a los bueyes con el simpecao no faltan, como siempre; pero, ¿qué es todo eso si vas camino de su mundo, tu mundo, el que comparte contigo durante unos días? Cerrar los ojos y pensar en Ella en silencio, a solas, sabiendo que cada día que pasas entre arenas y pinares la tienes más cerquita te acelera el corazón, pero también te alivia la impaciencia, ésa que sólo tiene recompensa cuando llegas a La Ermita y te postras a sus pies, a los de tu Virgen del Rocío con permiso de sus dueños, de sus romeros almonteños, para verle la carita y decirle: ‘¡¡Madre, ya he llegado!! ¡¡Ya estoy aquí pa´verte!!’ ¡¡Qué poquito queda para revivir sensaciones y caminar hasta que se desgasten los botos y , de nuevo, estar junto a Ella, junto a la Blanca Paloma!!
Pero eso sí… ¡¡¡Qué no nos falte un perejil!!! Que si coquetas hemos ido a la Feria de Abril ahora toca seguir la misma pauta para pisar las arenas con los volantes según costumbre, de esos que ni pesan tanto ni tampoco tienen tanto vuelo. ¡¡Qué no se han hecho los trajes de flamenca para El Camino!! Déjalos para presumir de talle en la Aldea de Almonte, que tras la caminata seguro que habrás dicho adiós a unos cuantos de kilitos.
Para la Raya Real se tercian batas rocieras de largos salpicones, ésos que asoman tobillos y se remangan al cruzar El Quema. Que se entallen más o menos depende del gusto de quien lo lleve. Las de este año de Taller de Diseño se vuelven cómodas, amplias, con vuelo corte imperio, ajustándose sólo al pecho, en dos largos distintos de los que dejan asomar lunaritos al tono de las florecillas pequeñas del estampado. Las manguitas al codo sin estrecheces que en el Camino no sólo te diviertes, también se trabaja.
Las clásicas batas rocieras más pegaditas al contorno de caderas y cintura, imprescindibles para las más presumidas, son de las que se les da uso el día de la salida de las hermandad para comenzar el camino. Las de Taller de Diseño tienen el talle algo subido, jugando con el seseo del volante al hilo para dejar entrever bolsillos de lazada que son tanto o más socorridos que los que no se ven en Feria y van entre las enaguas.
Las batitas de Taller de Diseño son como esas joyitas que rescatas del baúl de tu abuela, del que no te deja tocar ni la llave porque guarda sus tesoros, de los que sólo ella quiere disfrutar, aunque, de tanto en tanto, se vuelve generosa y te da licencia para levantar la tapa y desempolvar alguna que otra y lucirla, pudiendo ella recrearse la vista al verte, rememorando contigo, en voz alta, momentos del Camino. Ese es el gusto que caracteriza a la firma y del que impregna con sabor antiguo cada costura que realiza. Basta conque tintes en tonos añejos cualquier foto que te hagas con sus diseños para percatarte que no se califican como vintage por antojo de quien lo escribe o de quien cuando los mira así los adjetiva, sino que se apropian de este halago con derecho propio porque consiguen traer la moda de entonces a la de ahora, pero a los ojos y manera de ver la moda flamenca que sólo tienen el privilegio de poseer Ángela y Adela.
Como complementos tiran del listado clásico: mantoncillo, pendientes, peinecillos y flores. El mantoncillo no puede faltarte. Sus mezclas de tejidos decoradas con carruchas y volantitos de fruncido menudo, hacen de esta pieza el elemento flecado sin el que la bata rociera estaría incompleta y que ellas idean en consonancia a lo que necesita. Te aseguro que no encontrarás picos flecados como los suyos.
Los pendientes que han diseñado para romerías son largos pero de poco volumen, acabados en pieza redonda con florecitas pequeñas en diversos tonos, pues ya se sabe de la predilección de la firma por la riqueza de colorido y profusión de detalles en sus complementos. Éstos conviven con los clásicos aretes redondos, decorados en cascada que remansa en la parte ancha del aro, y también con los que presentaron en la pasada edición de We Love Flamenco con forma de lágrima y medalloncito colgando en el centro cuajado de flores.
En peinecillos también mezclan esta dos colecciones, la presentada este año en pasarela y la creada para la cita romera. Para ellos sus creaciones se conforman en puzzles de pequeñas piezas en forma de hojas dentadas de terciopelo hermanadas por florecillas, las mismas que se pasean por el resto de complementos, exornan la cabeza en el lado opuesto.
Arriba, donde siempre se colocan las flores que se pasean por El Ajolí, un ramillete de flores naturales se agarran con horquillas de otra manera, diseminándolas para conseguir ese aspecto de jardín diminuto sembrado en la cabeza, al que si se mira por delante, por izquierda o por derecha, tiene la virtud de embellecernos de una manera distinta.
Sólo ellas, sólo Taller de Diseño, tiene la habilidad de idear un estilismo para una romera diferente de corte elegante a pesar del batiburrillo de colores, los que ellas orquestan en armonía bailando al son flamenco de los atardeceres onubenses del mes de mayo, con ese olor y sabor marismeños que se funden en la noche alrededor de las candelas flanqueadas de carretas.
¡¡Qué paladar tenéis Ángela y Adela!! ¡¡Y qué suerte es ponerse en vuestras manos para vestirse como corresponde a una peregrina!!
Para los que váis, os deseo buen camino y para los que no, dejadle vuestra medalla a ese amigo que queréis como a un hermano para que un trocito de vosotros se acerque a la Reina de las Marismas y sepa que la seguís queriendo.
Agradezco desde aquí a Juana el cariño y paciencia infinita que tuvo con nosotros, abriéndonos las puertas de su casa para este precioso reportaje. De nuevo, tras la cámara, José María y posando para Taller de Diseño también repiten Rocío, María y yo misma. Recordad que Taller de Diseño se encuentra en Sevilla, cerquita de La Alfalfa, en pleno casco histórico, en la calle Luchana número 6.
Datos de interés:
Taller de diseño – teléfono (cita previa): 954.22.71.86
Fotos para este post de José María Soriano y Con Acento Artesano.