Pero, y debo decirlo, el recorrido por el vestuario de Carmen Sevilla ha quedado incompleto en este homenaje contando sólo con la presencia del diseñador Justo Salao, quien, efectivamente, diseñó para ella en esa etapa de su carrera enfocada a los escenarios y al cine. Pero queda otra, la televisiva, la de los programas Cine de Barrio y El cuponcito, como ella misma llamaba al que presentaba del sorteo de la ONCE y que la hacía estar en antena a diario con unos vestidos y trajes de chaqueta del diseñador cordobés Manu Sánchez.
El olvidado en este programa, es natural de Puente Genil y un buen día se cruzó en la vida de Carmen Sevilla en Madrid. Desde entonces se convertiría en uno de los diseñadores preferidos por la actriz, vistiéndola para sus apariciones televisivas y públicas. De hecho, Manu Sánchez recibió hace unos años en su pueblo un homenaje por sus entonces 20 años en la profesión. Pero, a pesar de ello, sigue siendo un gran desconocido en Andalucía, aunque no en Madrid o en Valladolid, ciudad en la que también viste a los invitados a la SEMINCI (Semana Internacional de Cine de Valladolid).
Salvando este pequeño inconveniente que no podía dejar de contaros, el programa se desarrolló como siempre, comenzando con la presentación del nuevo concursante, Joaquín, a quien Esther Arroyo llamaría Serra para no confundir con nuestro Joaquín, el conserje. Pasando a la prueba de destreza para la elección de capitanes. Esta vez toca colocar una cremallera, siendo Rosa quien acaba primera, eligiendo el verde para su equipo, y Angelita segunda, que se queda con el blanco.
Por tanto, el grupo verde estuvo formado por Rosa, Victoria, Juanma, Joaquín y Jennifer, que se cuela entre los veteranos. Y el blanco por Angelita, Álvaro, María, Serra y Manuel que, para ir convirtiéndolo en un hábito, camino de su mesa va quejándose porque no quería que le eligiera su capitana.
Una vez que cada participante estuvo en su mesa, Esther Arroyo presentaba a Justo Salao, diseñador invitado, vestida de Andrew Pocrid en uno de esos diseños que, igual que te sirven para días feriantes, puedes dar uso en otros momentos que no requieran albero. Y que contrastaba con el desfile del diseñador invitado, que va narrando quién lució cada uno de las batas de cola que vimos, siendo la negra la que vistiera Carmen Sevilla hace unos 40 años para su espectáculo en Nueva York y la que será inspiración en la prueba por equipos.
Para la realización de la misma Juana Martín, miembro del jurado de Aguja Flamenca, da a los creadores las pautas a seguir. No sin antes dejar claro que son conscientes de la imposibilidad de realizar una bata de cola en un programa por la falta de tiempo. Por lo que les proponen que, basándose en el diseño, hagan una bata de cola actualizada, reinventada, con cola, volantes y mangas. Y que tenga sentido. Estando pues, de nuevo, ante un traje de noche.
Así que sin perder tiempo, ambas capitanas trazan sus bocetos y acuden al almacén por todo lo que necesitarán, una, Rosa, con más premura que la otra, Angelita, poniendo nerviosos a Manuel y Álvaro.
Durante el desarrollo de la prueba por equipos, será Dani del Toro quien nos presente en backstage a Pedro Béjar, diseñador novel que ganó el premio revelación en su edición de SIMOF. En el 2016, lanzó una colección inspirada en Carmen Sevilla a la que llamó ‘La versión de Manuela’ por una foto de su madre vestida de flamenca con un diseño setentero. Estilo retro que le fascina y siempre procura recrear en sus colecciones. También Pilar Vera, con la ayuda de Raquel Revuelta, nos trajo otra década de Historia de la moda flamenca. Esta vez los años 30.
Contó como el traje de flamenca desde los años 20 a los 50 no varió mucho. En la década de los 30 tuvo lugar la Guerra Civil Española, lo cual provocó escasez de tejidos. De ahí que las señoras, al estilo de Vivian Leigh en Escarlata O’hara de lo que El viento se llevó, usaran cortinas y sábanas de hilo de la noche de bodas para hacerse sus trajes de flamenca. Por eso el poco cambio y también el poco vuelo, tal y como muestran los trajes de flamenca diseñados por Pol Nuñez con complementos de Carvajal.
La prueba se va desarrollando como siempre. Con Manuel Eslava que, en su afán por ganar y hacer un buen trabajo, es la voz de apoyo de la capitana y que, confabulado con Álvaro, prácticamente dan forma ellos al traje bocetado por Ángelita, con la inclusión de sugerencias de Serra. Para este vestido, los textiles con cuerpo, tanto en blanco como estampado, que se reserva para el volante tableado del vuelo con doble largo, aportan ese volumen necesario que se luce, especialmente, en el volante que nace en el hombro y atraviesa el escote corazón para rodear por el lado contrario a la figura para perderse en la cola.
Por otro lado, el jurado advierte a Rosa que no debería regirse por la afinidad para la elección de los componentes de su taller. La savia nueva que está entrando en Aguja Flamenca la puede favorecer mucho y está perdiendo esa oportunidad. Y no les falta razón a los jueces, pues en un mismo programa Rosa pasará de capitana a casi eliminada. Aún así, el diseño de Rosa resultó ser sobrio y muy elegante, en un crepe negro con cola rematada en volante de capa, pero sin las enaguas buganvilla que hicieron. Y con un escote infinito no planificado en un principio y aconsejado por el jurado, que no terminaba de encajar bien, pues se ahuecaba un poco, pero que parecía no notarse demasiado con los maxi flecos de las mangas.
Y es que, de nuevo, los jueces, tras su valoración, son coincidentes en el estancamiento creativo del equipo verde, el de los veteranos. Taller que sólo se lleva el voto de Lourdes Montes. Arrasando el blanco con el resto de puntos gracias al riesgo, el respeto al boceto inicial y el trabajo realizado, no sin antes dar un tirón de orejas Juana Martín a Manuel y Álvaro por no escuchar a la vieja escuela, a Angelita. Consejo que también les ha dado Cristo Báñez.
Ángelita al verse ganadora llora de emoción por continuar una semana más en el programa, pero pronto enjuga sus lágrimas para mandar a la eliminatoria a Serra, por nuevo. Haciendo lo propio Rosa con Jennifer, pero por falta de afinidad. La cual, por cierto, es salvada por el jurado.
Para la prueba eliminatoria se ha invitado a las flecadoras de Cantillana, el pueblo del mantón bordado, para que nos hablen de cómo se engarzan de cinco en cinco sedas y se anudan para, después, formar el enrejado de flecos. Entre ellas se encontraba la madre de Rosa, que se llevó una sorpresa.
Mientras las flecadoras de Cantillana realizan su demostración, los concursantes podrán a prueba sus dotes de diseño y customización con una sudadera. Para ello, se ayudarán de flecos, tiras bordadas y parches. Diseños que se irán elaborando a la par que Mario Niebla del Toro nos presentara su entrevista a Carmen Lomana, amiga personal del periodista y editor de la Revista Escaparate, que colecciona alta costura y aprovechó para destacar la falta de conocimiento de los estudiantes de moda por la evolución de la misma a lo largo de la Historia.
Además, en backstage, Daniel del Toro recibe a la diseñadora de mantones Ángeles Espinar, que nos explicaba cómo colocar una mantilla estilo años 20, las de tres picos en blanco y las de chantilly, que reciben este nombre porque el pequeño dibujo está realizado a mano.
Pero volvamos al reto de eliminación en el que todos los creativos, sin exclusión, aunque Rosa casi se queda fuera si no llega a ser por Cristo Báñez y su arrojo con la tijera, realizaron algún que otro corte a la prenda. Serra, por ejemplo, utilizó las mangas para convertirlas en un lazo, tendencia de la temporada, el cual flecó al igual que el bajo de la sudadera a la que elevó los hombros para darle un aire ochentero.
Juanma convirtió la suya en un cuello halter con sisas flecadas para noches de glamour. Sin duda todo un capricho. Victoria, por cierto, hizo el diseño que más me gustó. No sólo empleó tijeras para personalizar la prenda, sino que frunció mangas con costuras para darles un largo de tres cuartos, colocando flecos al tono en la espalda y un par de parches bien distribuidos. Cristo Báñez le anticipó su enhorabuena.
Los diseños de Rosa y Joaquín fueron más flojos y entre ellos estuvo la expulsión. Por un lado, Joaquín, brillante en otras ocasiones, como aquella del top también en nude con mangas abullonadas, tengo la sensación que se bloqueó y recargó en exceso un diseño que podría haber sido más simplista y vanguardista. Quizás su palabra de honor resultó ser más clásico de lo que buscaban los jueces en la prueba.
El de Rosa también pecaba de barroquismo, pero, además, concentrado, pues casi los flecos del escote de pico tapaban la aplicación bordada del bajo y los puños. Le salvó su destreza con el anudado, que realizó bien aconsejada por sus compañeros. Quizás esto le salvó también esta vez de irse, pero dicen que no hay dos sin tres. Sin ti Aguja Flamenca no sería la misma. Esperemos que resurjas.