Pero con ellos, con Ajolí 58, tengo un dilema. Me encuentro a medio camino ya que ni resulta ser emergente, debido a la planificación de colecciones y a la línea creativa que siguen, ni tampoco tienen todo ese recorrido que lleva a las firmas a perfilar sus características principales. Y como me niego a inventarme una palabreja para ello, leed y elegid, si es que podéis.
La colección que han presentado en Granada resulta ser su segunda colección. La primera la desfilaron en agosto del año pasado en Almuñécar. Esta del 2020 la han mostrado en Pasarela Flamenca Granada, de la que ya formaron parte en la edición anterior en uno de los stands.
Pero ahí no acaba la inspiración de la colección. La Alhambra, como no podía ser de otra manera, debía estar presente también en esos textiles exclusivos en los que se han diseminado un puñado de lunares la azulejería nazarí. Dos símbolos, flor de granada y ‘arquitectura alhambrista’, que se unen en consonancia y que añaden identidad propia a sus creaciones.
Escoger ciertos motivos arquitectónicos de esta ciudadela va más allá de lo que representa hoy día para Granada, debido al periplo que ha atravesado a lo largo de estos siglos desde que cayera en manos de los Reyes Católicos, quienes realizaron cambios y adaptaciones de uso cristiano respetando el conjunto arquitectónico. Tiempo después se vió sumida en el olvido e incluso se le dio uso como cuartel cuando la invasión francesa quienes, antes de irse, intentaron destruirla, pero no pudieron gracias a un soldado español. No será hasta el siglo XX, con el Plan General de Conservación de la Alhambra y Torres Balbás, cuando realmente se le dé el tratamiento que merece este conjunto musulmán del medievo, el mejor conservado del mundo.
Y así, con este tejido cargado de simbolismo y homenajeando hacia su tierra, comenzó su desfile en Pasarela Granada, con una mini colección en blanco de lunar albero y flores de granada en rojo, para formar mangas abullonadas y escotes a la espalda que se abrazan con lazadas coquetas, encargadas de ajustar el traje de flamenca a la piel en esos aires rocieros que le vieron nacer. Pues fue allí, en la aldea del Rocío, en la casa de Hermandad, donde surgió la firma, que, además, lleva el nombre de su casa: Ajolí 58.
En otros de sus diseños, segmenta en vertical la creación de lunares, que parece positivar el lado contrario con ese juego de tonalidades blancas y negras para lunares en tono albero, dejando que el volante, en este juego de mix and match, remate en horizontal por aquello del volanteo al hilo, para un diseño en el que prima su línea ligera de manguita al codo.
Otros de estos caprichos campestres se orquesta en ese patronaje que obliga a fruncir al trío de vuelos al aire desde la cintura, en esa caída dulce que se deja querer por ramilletes flecados para los lunares florales que la firma ha escogido en temporada flamenca 2020.
Integrando en el siguiente un elemento a priori transgresor que comienza a generalizarse en las firmas. Se trata de la bomber flamenca, la chaqueta abullonada con cierre de cremallera y cuello caja cuyas mangas se recorren por un minúsculo volantito rizado, que no carrucha, y que aquí se combina con una sencilla falda canastera que apetece también lucir en esos otros momentos no aflamencados. Ésos, y tú sabes bien cuáles son, en los que gustamos de llevar volantes y lunares, tendencia en moda, por cierto. Pero eso ya lo sabes también.
Ahí no queda el punto vanguardista de la firma, pues adopta el crop top y lo hace flamenco en un escote corazón de mangas abullonadas y puños victorianos, a los que no faltan los botones forrados, y cuyo vuelo de capa en la falda se contempla con un solo volante. Aquí, la azulejería morisca que salpica en forma de lunar el diseño de su tejido, moteaba el estilismo flamenco.
Tras él uno de mis affaires en esta colección, en la que la sencillez del patronaje evasé se defendía con unos cuantos volantitos aislados en paralelo para un dos piezas de falda evasé y vuelo comedido, donde las enaguas se tintaban al tono en un look blanco roto, tendencia en la tonalidad flamenca. Y el detalle se reservaba a un elemento torero, las hombreras de flecos, que, además, son parte de los ingredientes fundamentales en Ajolí 58.
Pero no sólo trajes de flamenca componen su colección, también otras propuestas de carácter aflamencado desfilaron entre un volante y otro. Sobre todo estilismos pantalón, que, por cierto, se ven en las colecciones, pero no suelen concentrarse tantos en una sola como aquí. Entonces, ¿te apetecen flecos en pantalones? Los flecos siempre son divertidos a la par que elegantes. Así que idear un estilismo de lo más favorecedor en el que el pantalón se cuaja de ellos, desde la cintura hasta los pies, y se armoniza con el top, jugando con las proporciones con la ayuda de las mangas, llenas de micro volantes, lo hace una apuesta tentadora.
Look que nos dio paso a conocer su línea taurina, dentro de su estilo flamenco. Pudiendo verse toreritas con hombreras a juego con tops semitransparentes de flores bordadas. Y capotes en el mismo tejido estampado que las chaquetas que suelen acompañar, aunque aquí no pudo verse, con falda de tubo, quedando el capote atado a un lado de la cintura, haciendo las veces de capa con volante peplum. Es la manera rápida y sencilla de aflamencar cualquier estilismo sencillo.
Para cerrar su desfile creó una mini colección enfocada a las horas nocturnas, tomando el negro como base y aplicando lunar amarillo y flores de granada en carmín. En este tejido volvió a imaginar en pantalón pitillo, pero esta vez con volante en un escote con asimetría que invita a verlo como una pieza entera, como un mono… Sin palabras para describir su belleza y atemporalidad en este diseño de lujo sofisticado, ¿no crees?
Con el mismo textil, también imaginó trajes de flamenca, las cuales, debido al cuerpo del mismo, se tornaban en una versión más osada y descarada. Ésa en la que los volantes se abullonan y se colocan doble para conformar el talle bajo de este vuelo sin enaguas.
En otros consigue de nuevo la dulzura en el movimiento que, sumado al montaje de mangas tipo jamón ajustadas en muñecas que acaban rematadas en volante, se tornan igualmente románticas, a pesar de la rudeza tonal que requiere la noche en estas flamencas de talle bajo.
De ahí la que nos mostró de escote infinito, no apto para mamás con niños inquietos, y que armó en un clásico de armario feriante en el que el negro es quien hila los lunares y las flores de granada para que acompasen entre sí.
Éste sería el traje de flamenca previo al traje de noche con el que cerraba su paso por la Pasarela Flamenca Granada 2020. Volvía a hacer uso del corte vertical, inspirado en los vestidos de novia árabes que suelen diseñarse de esta manera e influenciado por el dominio árabe que tanto tiempo reinó en la ciudad. A esta creación añadió una llamativa capa de volantes en tul de seda. Y, como en todos, se complementaba con las creaciones de La Gitanilla Rubia.
A pesar de ser una firma que se ajusta a los cánones clásicos establecidos para el traje de flamenca, Ajolí 58 los actualiza con algún que otro elemento que no le desvía de su estilo creativo. Ése en el que busca volantes de caída suave para crear trajes de flamenca cómodos, de inspiración romera, que se alternan con esos patronajes de siempre, de volumen comedido y el talle bajo que aportan comodidad al traje de flamenca.
Sus actualizaciones se basan, pues, en una excelente unión de sencillos corte y elaborados tejidos, tanto en estampación como tonalidad, que saben explotar al cien por cien y sacarle el mayor partido posible. Lo cual unido a la inclusión entre sus propuestas de estilismos toreros, característica realmente muy exclusiva y definitoria de Ajolí 58, y a su predilección por los looks pantalón, hacen que la firma, necesariamente, deba añadirse a la lista de las que no debes perderte cada temporada. Esa lista que crea tendencias cada temporada.