¡¡¡Y llegó el día!!! Ya era hora que los nervios se quedaran en un saco y poder respirar hondo. Ya llegó el momento que de 9 ilusiones flamencas, sólo una pueda ser la favorita. Ya llegó el momento que el último deseo pedido en la carta de los Reyes Magos se haga realidad, aunque sólo para uno. Para el resto ya sé que ahora no puede sonar a consuelo, pero el mero hecho de conseguir meteros en la final es para sentiros orgullosos. Pasáis por varias selecciones y aquellos que se quedaron en la primera imaginaos lo que habrían dado por estar donde vosotros sí habéis podido llegar, formando parte de la IV Edición de We Love Flamenco, pisando las rancias maderas del Alfonso XIII, donde vuestros trajes se han paseado rodeado de tapices y lámparas con miles de cristales facetados. ¿Qué más se puede pedir para comenzar el año?
A pesar de estar en minoría el género masculino y al igual que ocurre con los chefs, los mejores se llaman Juan, José, Carlos o David, eso sí, a todos, cocinen o cosan, les han enseñado sus mamás o abuelitas…. ¡¡Qué le vamos a hacer!! Pues eso, que aquí quien ha ganado proviene de la minoría y es otro Juan, en este caso Jonathan Sánchez, quien da vida a la firma Ventura. Ya dije de él que su pase a la final era, no sólo obvio, sino más que merecido. Sin duda es de quienes cuando esperas más cumplen las expectativas.
Pero desgranemos el concurso y veamos, uno a uno, a los nueve participantes.
Lucia Herreros
Los primeros volantes que acariciaban el suelo del Salón Real eran los de Lucía Herreros. Viendo su colección al completo, se denota que Lucía no escatima en metros, siendo generosa en vuelos canasteros y evasés que conforman tejidos con cuerpo, jugando con sólo dos tonos y un estampado, dejando escotes desnudos de mantoncillos pues no lo necesitan. Una de mis colecciones favoritas.
Berto Ganfornina
Pues sí Berto, ganas de escucharlo cantar y vaya si me ha gustado. Mientras otros prefieren decorar cinturas, escotes o comienzos del vuelo, tú prefieres recrearte en mangas y hombros, abigarrándolos con flecos y volantes en bucle que se abrazan unos a otros. Las toreras, como parte de los dos piezas flamencos, y el tocado chino en rojo, que dejaba asomar los claveles en rojo, hacen diferente al ‘Canto del gallo’.
Francisco Javier Gutierrez
Su estilo clásico en la semifinal ocultaba bien tras de sí lo que se reservaba para hoy. El empleo de cuadritos en diferentes tonos y tamaños, mezclados con flores, debería haber sido una clara declaración de intenciones. Despistaban sus tejidos poco flamencos, pero si enfocáis donde debéis, palparéis unos buenos diseños, con originalidad guardando la compostura flamenca. Entre mis favoritos este verde y no puedo resisitirme a incluír el traje de flamenca con el que cerró, al que le coloca unos volantes en forma de flor tamaño XXL.
Amalia Vergara
Mantuvo su línea inicial, clásica, pero, a veces, me daba la sensación de estar viendo dos colecciones diferentes. Una de traje ochentero, esos que arrastraban sillas a su paso en las casetas, de los que se usaban con cancán que tu mamá te impregnaba de almidón (ojo si no te ponías medias, los códigos de barras se multiplicaban por las pantorillas). Y la otra se encoge en vuelo y se transforma por el pecho, como un este piezas canastero con palabra de honor sin mangas, o un asimétrico con manga y primer volante abullonados del que os he dejado imagen al comienzo. ¿Qué nos harías con 30 o 40 salidas? Espero verlo algún día.
Maria Luna
Se atreve con el animal print y lo introduce sin frenos, para todo un talle que se salpica de volantes al final del mismo y para un chalequillo que se aúna perfectamente con negro. Entretanto, un canastero monocolor, con volante al uso o abullonado, contrastando con lunares blancos sobre negro y detalles en tul, conforman la colección que presentaba ayer tarde en la final del Concurso Noveles de We Love Flamenco.
Marta Arrola
Una de mis favoritas en la semifinal y que lo sigue siendo en la final. Sus flamencas son de las que pisan diferente, sin recargo en exceso, con un detalle acá y allá, para dibujar flamencas dulces con punto chic. Los pailletes textiles se repiten y multiplican en el que cierra su desfile y las lazadas en raso atan blusitas transparentes y capas por detrás. Su flamenca es desenfadada, con clase, minimalista con detalles románticos y elegante con un toques de coquetería.
Irene Morillo
Y con ella llegó a la final el raso de seda, el satén, el terciopelo y las plumas entre volantes. Una colección espectacular, pero enfocada a la Feria de noche, haciendo que el negro y otros tonos un tanto sobrios que se han apoderado de las horas con luz de Luna, convivan con otros más alegres pero suaves y en tejidos ricos. Su vestido de flamenca estrella cerraba su desfile, el mismo que le consiguiera en diciembre el pasaporte a la final.
Purificación Abad
Con ella sucede como con el buen vino, cada vez que la veo su diseño mejora y evoluciona, sin volver la vista atrás, con la firmeza y seguridad que va dando la experiencia en pasarelas como Wappíssima en la que ya le he visto participar con anterioridad. Viendo el resto de sus diseños, no presentó lo mejor en la semifinal, se quedó a medias para echar el resto ayer, 12 de enero, en el Hotel Alfonso XIII. Sus trajes de flamenca en azul índigo con los detalles de vuelo a la cadera sujeto con bordados en oro, con doble color a modo capote o el escote que dibuja pétalos en su recorrido forman parte de este paquete sorpresa que nos aguardaba.
Jonathan Sanchez – Ventura
¿Qué deciros? Si ya me gustó el clavel hace un mes, imaginaos el ramillete completo. Un total de 6 trajes o 6 mini, pero mini, mini colecciones de flamenca. Cada uno diferente sin dejar de guardar relación con el resto, con equilibrio elegante y sin romper la armonía. Su colección me plantea el dilema ‘¿cuál me gusta más?’ y el cual ni respondo ni resuelvo porque no quiero, porque me gustan todos y sería algo así como pedirle a un amante del chocolate que sacrifique un bombón, y eso no pienso hacerlo.
Eso sí, puede que tenga un favorito entre mis preferidos, como este dos piezas donde la falda con museta o sin ella, se va a ver y mucho esta primavera, se combina con camisa de volantes a modo chorreras en mangas y chalequillo a juego. Este estilo ya comenzó a verse el año pasado, tímidamente en unos diseñadores y más arrollador en otros. Con su presencia en el concurso de noveles confirma la tendencia en este vuelo de falda. Os aseguro que estará muy presente este año en las pasarelas flamencas.
No me olvido de su clavel canastero que me hizo clavar sus ojos en él, ni tampoco aparcaré en la memoria este otro morado nazareno combinado con camisa estampada de uve abierta.
Permitidme que me una a la emoción de Jonathan tras escuchar su nombre de labios de Laura Sánchez, quien no paraba de mirar al cielo dedicándole su victoria a quien o quienes la están disfrutando con él pero lejos, en nubes de algodón, o al menos eso parecía por sus sucesivas miradas al cielo. ¡¡¡Gracias por contagiarnos tu entusiasmo y por crear bonito!!! Y, más que darte la enhorabuena por tu premio, debo ser yo quien se sienta afortunada por poder verte de nuevo el próximo año en We Love Flamenco desfilando como profesional. Disfruta del viaje con el que te agasajan, y desconecta pues te lo has merecido.
¿Y para tí? ¿Quién habría sido ganador y/o mención especial? Difícil, ¿verdad?
¡Espectacular entrada Susana!
Gracias por tu trabajo y fotos…
Los que no pudimos asistir podemos ver lo que pasó gracias a ti!
Enhorabuena y un abrazo